PhD. Mg. Ps. Nicolás Lorenzini
Es Doctor en Psicología Clínica, Educacional y...
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El apego evitativo es un estilo de vinculación afectiva que impacta profundamente las relaciones interpersonales, caracterizándose por la autosuficiencia emocional, la minimización de los vínculos afectivos y la evitación de la intimidad. Conoce este estilo de apego en profundidad en este artículo de Adipa.
El apego evitativo se trata de una forma de vinculación marcada por la autosuficiencia, la supresión emocional y el distanciamiento interpersonal. En este artículo abordaremos qué es, cuáles son sus causas, cómo se manifiesta y cómo puede trabajarse en terapia. Para ello, conversamos con el destacado docente PhD. Mg. Ps. Nicolás Lorenzini.
El apego evitativo es un estilo de apego en el que la persona minimiza la importancia de los vínculos afectivos. Quienes lo presentan suelen funcionar como si las relaciones interpersonales no fueran necesarias, lo cual se traduce en una fuerte autosuficiencia emocional.
Son personas tienden a sentirse invadidas cuando alguien intenta establecer una conexión emocional profunda, lo que las lleva a evitar la cercanía.
Habitualmente, el apego evitativo proviene de una parentalidad en la que las necesidades emocionales del niño o niña son ignoradas o rechazadas. Por ejemplo, cuando un bebé llora y su figura de apego responde con indiferencia, este aprende que mostrar necesidad no tiene consecuencias positivas. En lugar de buscar proximidad, se repliega sobre sí mismo. Esta autosuficiencia se vuelve una estrategia de supervivencia emocional.
📌Estas manifestaciones pueden observarse desde etapas muy tempranas del desarrollo, incluso a partir de los seis u ocho meses de vida.
El apego evitativo suele organizarse en experiencias tempranas donde las figuras parentales responden con falta de disponibilidad, indiferencia o rechazo ante las necesidades emocionales del niño. Cuando las figuras de apego no responden o desestiman los intentos de proximidad afectiva, el niño aprende que expresar necesidades no resulta eficaz y, en consecuencia, adopta una estrategia de repliegue emocional y autosuficiencia.
A diferencia del apego ansioso, en el cual los padres o cuidadores responden de manera inconsistente, alternando momentos de disponibilidad afectiva con otros de indiferencia, en el apego evitativo se caracteriza por una ausencia consistente o una disponibilidad consistentemente rechazada.
El estilo evitativo se define por ciertas características distintivas que condicionan la manera en que estas se vinculan y regulan sus emociones.
Las personas con apego evitativo tienden a considerar que los vínculos emocionales no son primordiales para su bienestar. A mayor evitación, menos importancia asignan a la conexión con otros.
A diferencia del apego ansioso, donde hay una hiporregulación, en el caso del apego evitativo se observa una hiperregulación emocional. Los individuos evitativos no reconocen fácilmente sus propias emociones o necesidades, y tienden a sobrecontrolar cualquier indicio de vulnerabilidad.
A pesar de que, verbalmente, estas personas sostengan que “no pasa nada”, su cuerpo puede expresar lo contrario, con signos fisiológicos como aumento del cortisol, sudoración o taquicardia.
Buscan ser completamente autosuficientes, incluso en situaciones en que la colaboración o el apoyo emocional serían necesarios, privándose de los beneficios de la interdependencia humana.
Personas que no sólo suprimen sus emociones, sino que también tienen problemas para identificar y aceptar sus propios estados de necesidad o vulnerabilidad.
Suelen describir sus relaciones afectivas en términos positivos superficiales (“todo bien”), pero sin profundizar en el contenido emocional real, por lo que presentan un mundo interno empobrecido y fantasías estereotipadas.
Dificultan ponerse en el lugar de otro, sobre todo cuando se trata de necesidades emocionales. Pueden restar importancia a los sentimientos ajenos, interpretándolos como exageraciones.
Cuando un otro intenta acercarse o mantener una conexión emocional, la respuesta del individuo suele ser el distanciamiento, generando una aparente indiferencia emocional.
Tienen menos acceso y menos lenguaje para describir aspectos intrapsíquicos como deseos, sueños o sentimientos internos, enfocándose en aspectos tangibles o problemas concretos.
🔎Además, investigaciones recientes han evidenciado que tanto el apego ansioso como el apego evitativo en adultos se asocian positivamente con mayores niveles de ansiedad social, sin diferencias significativas entre ambos estilos (Noblecilla Castro & Sánchez Taniguchi, 2023).
En relaciones de pareja, el apego evitativo se manifiesta con una marcada falta de empatía ante las necesidades emocionales del otro. Los individuos evitativos tienden a restar importancia a las manifestaciones afectivas de sus parejas, promoviendo dinámicas de distanciamiento emocional. Esto resulta particularmente disfuncional en vínculos con personas de apego ansioso, generando ciclos de búsqueda afectiva y rechazo que refuerzan los estilos de ambos integrantes.
En este sentido, hallazgos de Vizcay, Di Giuseppe y Milozzi (2025), señalan que las estrategias de apego evitativo se vinculan con menores niveles de satisfacción en las relaciones románticas y una disminución de la gratitud hacia la pareja.
Una manifestación común del apego evitativo en la vida cotidiana puede observarse en situaciones de conflicto interpersonal. Por ejemplo, una persona puede optar por retirarse emocionalmente tras una discusión y evitar el contacto posterior, omitiendo respuestas afectivas o reduciéndolas a expresiones generales como “todo bien”. Esta aparente indiferencia no necesariamente implica arrogancia, sino que refleja una desconexión real con su propio estado emocional.
A pesar de experimentar manifestaciones fisiológicas asociadas al estrés —como sudoración, taquicardia o incremento del cortisol—, los individuos con apego evitativo tienden a omitir referencias explícitas a su vivencia emocional, evidenciando una disociación entre la experiencia afectiva física y su procesamiento mental.
El abordaje terapéutico del apego evitativo requiere de estrategias específicas. En primer lugar, es importante señalar que estas personas tienden a consultar menos que aquellas con otros estilos de apego, y cuando lo hacen, generalmente es por motivos concretos (depresiones, prescripción externa, rupturas, etc).
Desde una perspectiva de intervención, las terapias de corte conductual o comportamental resultan particularmente eficaces, ya que ofrecen directrices concretas que permiten modificar comportamientos sin exigir una conexión emocional profunda inmediata. Asimismo, en ciertos casos, el tratamiento farmacológico puede construir una alternativa válida, especialmente cuando existen síntomas de base que dificultan el trabajo relacional.
“Uno de los principales desafíos radica en la construcción de la alianza terapéutica”, menciona el docente. Dado que la expresión suele estar restringida no por una defensa consciente, sino por una desconexión real, resulta contraproducente forzar manifestaciones afectivas. En su lugar, se recomienda iniciar el trabajo a partir de sensaciones corporales (por ejemplo, tensiones físicas asociadas al estrés) como una vía de acceso gradual al mundo emocional de la persona.
En esta misma línea, resulta fundamental promover experiencias correctivas en las que el consultante pueda solicitar apoyo o expresar vulnerabilidad y recibir una respuesta de aceptación por parte del otro, modificando así sus expectativas internalizadas de rechazo. Finalmente, el proceso terapéutico debe fomentar en el paciente el desarrollo de una curiosidad genuina hacia la propia experiencia emocional y hacia el impacto que las relaciones pueden tener en su vida, modificando progresivamente el patrón de apego.
“A pesar de que el apego evitativo tiende a cronificarse, es posible lograr transformaciones significativas a través de intervenciones consistentes, relaciones terapéuticas sólidas y experiencias vinculares positivas que desafíen los modelos de trabajo internos disfuncionales”, finaliza Lorenzini.
Noblecilla Castro, R. M., & Sánchez Taniguchi, P. M. (2023). Apego y ansiedad social en adultos: Una revisión sistemática [Tesis de licenciatura, Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas]. Repositorio Académico UPC. http://hdl.handle.net/10757/667808
Vizcay, N. M., Di Giuseppe, S., & Milozzi, S. (2025). Revisión Sistemática Sobre el Apego Adulto y la Repercusión en la Satisfacción de las Relaciones de Pareja. Revista De Psicoterapia, 36(130), 82–90. https://doi.org/10.5944/rdp.v36i130.43608
Sesiones 100% en vivo, si no puedes asistir, puedes revisar posteriormente la grabación en tu aula virtual. No aplica para acreditaciones internacionales.
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