Un ataque de pánico es un episodio repentino de miedo intenso que desencadena reacciones físicas graves, incluso cuando no hay peligro real ni causa aparente. Estos pueden generar un miedo abrumador, taquicardia, sensación de desmayo, entumecimiento y una inminente sensación de peligro. Puede ocurrir en cualquier momento y sus síntomas alcanzan su punto máximo en cuestión de minutos.
Aunque en contextos normales esta respuesta es adaptativa, en algunas personas puede surgir de manera desproporcionada, sin una causa aparente o en situaciones que no representan un peligro real, causando un deterioro significativo en la calidad de vida. En contextos clínicos, el pánico puede manifestarse como crisis agudas, episodios recurrentes o como parte de un trastorno más amplio, como el trastorno de pánico.
¿Qué significa sentir pánico?
Sentir pánico implica experimentar una intensa sensación de miedo o terror que, en muchos casos, parece surgir sin razón aparente. Este estado emocional afecta tanto al cuerpo como a la mente:
- Fisiológicamente: Se presentan síntomas como taquicardia, sudoración, respiración acelerada, sensación de asfixia y temblores. Estas reacciones son el resultado de la activación del sistema nervioso autónomo.
- Cognitivamente: Las personas suelen describir pensamientos de catástrofe, como temor a morir, perder el control o enloquecer.
- Emocionalmente: El pánico conlleva una sensación de indefensión abrumadora, junto con una urgencia de escapar de la situación.
Aunque es normal sentir pánico en situaciones de peligro extremo, su aparición en contextos inofensivos puede ser debilitante y suele estar relacionada con trastornos de ansiedad.
¿Qué es una crisis de pánico?
Una crisis de pánico, o ataque de pánico, es un episodio breve pero extremadamente intenso de miedo o malestar físico y emocional. Según el DSM-5, estas crisis alcanzan su máxima intensidad en minutos y pueden incluir al menos cuatro de los siguientes síntomas:
- Palpitaciones o ritmo cardíaco acelerado.
- Sensación de ahogo o dificultad para respirar.
- Mareo o sensación de desmayo.
- Sudoración intensa.
- Temblores o sacudidas.
- Náuseas o molestias abdominales.
- Miedo a perder el control, volverse loco o morir.
Las crisis pueden ser inesperadas —sin desencadenantes evidentes— o situacionales —provocadas por estímulos específicos—. En el caso del trastorno de pánico, estas crisis son recurrentes e inesperadas y generan una preocupación constante por sufrir nuevos episodios.
¿Cómo se calma el pánico?
El tratamiento de las crisis de pánico y el trastorno de pánico requiere un enfoque integral que aborde tanto los síntomas inmediatos como las causas subyacentes:
Terapia Cognitivo-Conductual (TCC)
Es el tratamiento de elección para los ataques de pánico. Incluye:
- Psicoeducación: Comprender qué son las crisis de pánico y cómo funcionan.
- Reestructuración cognitiva: Identificar y cambiar pensamientos irracionales.
- Exposición interoceptiva: Gradual exposición a sensaciones corporales temidas, como la aceleración cardíaca, para reducir la sensibilidad hacia ellas.
Farmacoterapia
En casos severos, se pueden utilizar:
- Antidepresivos (ISRS): Como sertralina o escitalopram, que regulan los niveles de serotonina.
- Ansiolíticos: Como las benzodiacepinas, para alivio a corto plazo, aunque su uso prolongado no es recomendado debido al riesgo de dependencia.
Intervenciones basadas en mindfulness y relajación
La práctica del mindfulness reduce la reactividad emocional y fomenta la regulación de los síntomas físicos. Técnicas como la meditación guiada o el yoga son eficaces para el manejo del pánico crónico.
Por otro lado, resulta fundamental evitar posibles desencadenantes, como el consumo de alcohol y estimulantes como la cafeína o la cocaína, ya que estos pueden intensificar los síntomas de los ataques de pánico.
Cómo manejar los ataques de pánico naturalmente
Existen estrategias basadas en evidencia para manejar una crisis de pánico de manera inmediata:
Técnicas de respiración controlada
La hiperventilación es común durante una crisis de pánico, lo que agrava los síntomas. Controlar la respiración puede reducir la intensidad del episodio:
- Inhalar lenta y profundamente por la nariz en 4 segundos.
- Mantener el aire durante 4 segundos.
- Exhalar lentamente por la boca durante 6 segundos.
Técnicas de grounding
Enfocarse en el entorno inmediato ayuda a contrarrestar los pensamientos catastróficos. Una técnica común es identificar:
- 5 cosas que se pueden ver.
- 4 cosas que se pueden tocar.
- 3 cosas que se pueden oír.
- 2 cosas que se pueden oler.
- 1 cosa que se puede saborear.
Reestructuración cognitiva
Es útil recordar que el ataque es temporal y no pone en peligro la vida. Este enfoque puede ser practicado previamente con apoyo terapéutico para ser efectivo en momentos de crisis.
¿Qué provoca el trastorno de pánico?
El trastorno de pánico puede originarse por una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales:
- Genética: Existe una predisposición hereditaria a padecer trastornos de ansiedad.
- Alteraciones neuroquímicas: Niveles anómalos de serotonina y noradrenalina.
- Experiencias traumáticas: El estrés crónico o eventos traumáticos pueden actuar como detonantes.
- Cogniciones disfuncionales: Interpretaciones catastróficas de sensaciones físicas normales.
¿Qué es el pánico escénico?
El pánico escénico, o ansiedad de desempeño, es un tipo de fobia social. Se caracteriza por miedo intenso a actuar o hablar frente a una audiencia, acompañado de síntomas como:
- Sudoración excesiva.
- Temblores y voz entrecortada.
- Dificultad para concentrarse.
El manejo del pánico escénico incluye:
- Terapia cognitivo-conductual enfocada en la exposición gradual.
- Entrenamiento en habilidades comunicativas.
- Técnicas de relajación antes de presentaciones.
Fuentes
Arbona, C. B. (2001). Tratamientos psicológicos eficaces para el trastorno de pánico. Psicothema, 465-478.
Escribano, S. A. (2017). Trastorno de pánico y su tratamiento psicológico.: Revisión y actualización. Katharsis: Revista de Ciencias Sociales, (23), 166-176.
Nardone, G. (2012). Miedo, pánico, fobias: La terapia breve. Herder Editorial.
