TO. Fernanda Césped Watanabe
Terapeuta Ocupacional. Especialista en Integración Sensorial. Formación...
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un tipo de Trastorno del Neurodesarrollo, que suele aparecer en la infancia y continúa hasta edad adulta. Sin embargo, hay personas que lo desconocen o notan estas dificultades cuando ya son mayores.
Estamos acostumbrados a oír sobre el autismo en niños, no obstante, ¿cómo es un adulto autista?
El autismo en adultos es bastante común, ya que no es un Trastorno que desaparezca, por lo que si se desarrolla cuando pequeños, estará presente en la adultez y a lo largo de toda la vida.
Las características y problemas frecuentes de un adulto autista si bien, varían de persona en persona, en general los principales motivos de consulta están asociados a:
Sin embargo, debemos considerar que el Trastorno de Espectro Autista es una condición tremendamente heterogénea, es decir, que no siempre serán los mismos síntomas, sobre todo cuando ya son mayores.
En la práctica no existe una causa del Trastorno de Espectro Autista. A pesar de esto, se han podido identificar ciertos factores de riesgo:
Además, de esta última, se ha estudiado la edad de los padres en relación a la prevalencia del autismo, es decir, que a medida que aumenta la edad de los padres, este podría ser un factor de riesgo por tener algunas complicaciones en el parto y en el desarrollo biológico del niño.
Sin embargo, como mencionamos, la causa del autismo no la sabemos al minuto por estos factores de riesgo, por ende, son algunas probabilidades, pero no necesariamente tienen una relación directa entre el factor y la condición.
El proceso de identificar el TEA se puede realizar a lo largo de toda la vida, sin embargo, es un cuadro del neurodesarrollo, lo que significa que estará presente siempre. No es algo que se pueda comenzar solo de adultos.
No obstante, existen muchos casos en donde se realizan diagnósticos tardíos, lo que en consecuencia, lleva a comprender que muchos signos de la condición pasaron desapercibidos durante los primeros años de vida y detonan en la adolescencia y adultez.
Inclusive cuando van al médico, generalmente preguntan por un Trastorno de Ansiedad o del Ánimo y en la entrevista clínica, el equipo que está evaluando o el profesional, identifica algunas características que podrían ser sugerentes de la condición TEA.
Si fuese así, se derivan a un equipo especializado en evaluación e intervención de adultos autistas, y ellos llegan a un diagnóstico contundente.
Cuando hablamos de autismo, nos referimos a una condición que se caracteriza por desafíos en la interacción social y en la comunicación, por la presencia o existencia de intereses profundos y posiblemente también alteraciones de procesamiento sensorial, como una hiposensibilidad o una hipersensibilidad a algunos estímulos sensoriales.
Es una condición del desarrollo, por lo cual no es una enfermedad o algo que aparezca a lo largo de la vida, sino que uno nace con eso y no desaparece.
De acuerdo a cifras extranjeras, el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) en Estados Unidos realizó un estudio y de estimación de prevalencia de autismo en adultos, y estimaron que alrededor de un 2.21% de la población de adultos en Estados Unidos presenta esta condición del Espectro Autista. Es decir, alrededor de cinco millones y medio de personas en Estados Unidos.
El principal punto que hay que tener en cuenta a la hora de atender a un adulto con TEA, es que se debe realizar un trabajo multidisciplinario. Es decir, que debe haber un trabajo en equipo que incluya por supuesto otros profesionales del área de la salud.
Como psicólogos, terapeutas ocupacionales, psiquiatras, neurólogos, fonoaudiólogos, entre otros.
Además, se tiene que reconocer el rol protagónico que tiene el paciente o la persona que estamos atendiendo. Consultar sobre los objetivos que se tiene y tenerlos en cuenta para diseñar un plan de intervención que sea a la larga, un traje a medida para esa personal.
Y finalmente, la participación importante de sus redes de apoyo, como la familia, amigos universitarios, contexto laboral, etc. Ya que si está trabajando, se debe considerar todas las personas que se tiene alrededor y hacerlas parte de esta intervención.
No existen pruebas que nosotros podamos utilizar para descartar o confirmar está condición al minuto uno, sin embargo, podemos utilizar ciertas herramientas como complementos al diagnóstico para conocer cómo es el funcionamiento general de la persona.
Las Evaluaciones para el diagnóstico que más se conocen son:
Además, hay pautas que se utilizan como complemento al diagnóstico, como la herramienta de screening M-chat, ya que no hay que olvidar su grado clínico.
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