PhD(c). Mg. Ps. Rodrigo Mardones
Doctor (c) en Psicología. Psicólogo Clínico. Especialista...
A día de hoy, la depresión en adultos mayores es una realidad que está visible dentro de esa etapa vital. No obstante, la sociedad aún no pone exclusiva prioridad a la salud mental de estas personas.
En este artículo te contamos todo acerca de este diagnóstico en adultos mayores.
En el pasado, la investigación en psicología se centraba principalmente en el desarrollo humano desde la infancia hasta la edad adulta joven, dejando de lado la vejez. Sin embargo, a medida que la esperanza de vida ha aumentado y la población de adultos mayores se ha vuelto más numerosa, ha habido un mayor reconocimiento de la importancia de comprender y abordar los aspectos psicológicos asociados con el envejecimiento.
A pesar de esto, aún hay mucho por aprender de los adultos mayores.
Hoy en día, la depresión se considera más como un síntoma que como una problemática en sí misma. Se ha observado que la depresión puede ser reactiva, es decir, una respuesta emocional ante ciertas situaciones que ocurren en el entorno vital de una persona, y en este caso en un adulto mayor.
Asimismo, se ha avanzado en el reconocimiento de que la depresión es una reacción a situaciones ambientales, específicamente aquellas personas que viven en condiciones difíciles.
En otros casos, puede haber un componente biológico subyacente que contribuye al cuadro depresivo. Es importante considerar tanto los factores ambientales cómo los orgánicos al abordar la depresión en adultos mayores y buscar un enfoque integral en su evaluación y tratamiento.
Es común observar en el caso de los adultos mayores con depresión un cambio en su estado natural y comportamiento cotidiano. Por ejemplo, pueden experimentar:
En esas ocasiones es donde el profesional de la salud mental debe preguntarse qué esta sucediendo en la vida del adulto mayor que está contribuyendo a este cuadro significativo de depresión. Es posible que estén enfrentando desafíos emocionales o situacionales, como la pérdida de seres queridos, cambios en su entorno social, problemas de salud, limitaciones físicas o incluso la sensación de pérdida de propósito o sentido en la vida.
Para entender la situación de manera completa, es fundamental realizar una evaluación integral que incluya tanto a médicos como psicológicos. Esto puede involucrar una evaluación médica para descartar condiciones médicas subyacentes, así como una evaluación psicológica que explore las circunstancias emocionales y sociales del adulto mayor.
En relación a las posibles causas que podrían explicar un cuadro depresivo en los adultos mayores, es importante considerar diversos factores.
Por ejemplo, el propio deterioro asociado al envejecimiento puede jugar un papel importante. A medida que las personas envejecen, es posible que experimenten un declive en sus funciones cognitivas y mentales. El reconocimiento de este deterioro puede generar una reacción depresiva ante la constatación de estos cambios.
Además, el contexto social también puede influir en la depresión en adultos mayores. Esto ocurre cuando el cuidado de los adultos mayores es visto como una carga o sacrificio, lo que puede generar falta de apoyo y afectar su bienestar emocional. De esta misma manera, la pérdida de seres queridos, como amigos, compañeros de trabajo o familiares de la misma generación, puede generar duelos y una mayor cercanía a la experiencia de la muerte, lo que puede contribuir al decaimiento anímico y a la depresión.
Es necesario distinguir entre la depresión y la demencia, ya que esta última puede manifestarse con síntomas similares a la depresión, sin embargo, esta se trata de una afección más grave relacionada con enfermedades propias de la tercera edad.
Desde una perspectiva social y legal, generalmente se utiliza un rango de edad cronológico para definir la etapa de un adulto mayor. Legalmente, en muchos lugares se considera que una persona alrededor de los 60 o 65 años es un adulto mayor. Esta categorización implica una serie de factores sociales, como:
Es importante mencionar que envejecer y la etapa de adulto mayor no necesariamente se refieren a un estado de deterioro o decrepitud. El envejecimiento es un proceso natural que conlleva cambios físicos y cognitivos, pero también puede ser una etapa de desarrollo y crecimiento personal.
La decrepitud, por otro lado, se refiere a un estado de deterioro avanzado en el que las capacidades físicas y cognitivas están significativamente disminuidas.
Los efectos que puede tener un adulto mayor con depresión tiene que ver directamente con la situación en la que se encuentra.
Un adulto mayor que no tiene un círculo social, una red de apoyo, puede experimentar una serie de desafíos que contribuyen a un cuadro depresivo reactivo. Estos desafíos incluyen:
No obstante, hay que destacar que estas dificultades no son necesariamente inevitables o universales.
Una red de apoyo puede proporcionar compañía, soporte emocional y ayuda práctica en las actividades diarias. Además, la participación en actividades sociales, el acceso a servicios de salud y el mantenimiento de un estilo de vida saludable también pueden influir positivamente en el bienestar físico y mental de los adultos mayores.
Los síntomas depresivos pueden manifestarse junto a problemas en el funcionamiento cognitivo de una persona mayor. Dentro de los síntomas más comunes está:
Todos estos efectos puden influir drásticamente en la vida cotidiana de un adulto mayor, dificultando la realización de tareas simples o el seguimiento de un tratamiento efectivo, es por ello que las personas de su entorno serán de vital ayuda.
La relación entre la depresión y otras enfermedades de base puede ser compleja y circular. Por un lado, las enfermedades como la diabetes tipo B, la osteoporosis y la hipertensión pueden generar cuadros de depresión debido a los síntomas y carga emocional que conllevan. Recibir un diagnóstico y lidiar con los síntomas puede afectar gravemente a las personas mayores, produciendo un estado de ánimo decaído.
Por otro lado, una vez que la depresión está latente también puede influir en el manejo de estas enfermedades. Ocurre que muchas personas que tienen enfermedades de base y son diagnosticadas con un cuadro depresivo, terminan descuidándose de sí mismos, dejando de tener hábitos saludables e inclusive dejando los medicamentos de lado.
La Terapia Breve para el adulto mayor se enmarca dentro de un enfoque terapéutico más amplio, que considera variables ambientales, sociales y personales. Al abordar a un adulto mayor con un posible cuadro depresivo, es importante tener en cuenta ciertos aspectos esenciales.
Este aspecto ético es prioritario, ya que el bienestar y la protección del adulto mayor deben ser asegurados antes de continuar con cualquier enfoque terapéutico.
Existen dos dimensiones que influyen en cómo se vive el proceso de envejecer.
Es esencial abordar esta dualidad y explorar cómo el adulto mayor experimenta y entiende su proceso de envejecimiento. En la terapia breve, se puede trabajar en desafiar y reevaluar los estereotipos negativos asociados al envejecimiento, fomentando una visión más positiva y empoderadora. Además, se puede ayudar al adulto mayor a encontrar y redefinir su sentido de propósito y significado en esta etapa de la vida, reconociendo su valor y contribución en la sociedad.
Entonces, la Terapia Breve plantea un enfoque clínico y social, que reconoce que la mente no existe como un órgano aislado, sino que está interconectado con otros aspectos de la vida.
Cuando ya esté resuelto los aspectos anteriores y continúe persistiendo el ánimo depresivo, tendríamos que empezar a trabajar desde la terapia breve.
La terapia breve plantea un vínculo respecto a la relación terapéutica, en donde todas las técnicas y enfoques se basan en la construcción de una relación sólida y significativa. Se trata de entender y comprender los sufrimientos del otro y generar un espacio que permita que el adulto mayor explore y viva los aspectos propios de su etapa vital.
La base de esta relación terapéutica implica:
Los riesgos actuales a los que nos enfrentamos en relación a los adultos mayores son significativos. En primer lugar, en Chile existe una discusión y una decisión pendiente en cuanto al trato hacia esta población.
Nuestra cultura y sociedad contribuyen a este rechazo hacia la tercera edad, tal como se muestra en los medios de comunicación. Constantemente se nos presenta el envejecimiento como una antesala a la muerte, enfermedad, dolor, pobreza y marginación. Por lo tanto, las personas que se acercan a esta etapa de la vida no lo hacen con la tranquilidad de quien ha servido a su sociedad y ahora busca disfrutar, sino que se sienten desechadas y temen enfrentar una realidad negativa.
Es evidente que existe un relato cultural y social que castiga y discrimina a los adultos mayores, y esto influye en la forma en que se los trata y percibe en la sociedad. Es fundamental cambiar esta mirada y adoptar una perspectiva más comprensiva, inclusiva y respetuosa hacia la tercera edad.
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El curso en vivo ya se realizó, pero aún puedes inscribirte y ver las sesiones grabadas. Esto no afecta tu calificación y/o certificación. Disponible por pocos días.
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