Mg. Ed. Sonia Mora Beltrán
Docente, Magister en Ciencias de la Educación...
La convivencia escolar es crucial para el bienestar de todos los miembros de una comunidad educativa. Una gestión eficaz no solo impulsa el rendimiento académico y la calidad del aprendizaje, sino que también fortalece las relaciones entre ellos. Conoce todos los detalles en este artículo de Adipa, realizado en colaboración con Mg. Ed. Sonia Mora Beltrán.
Durante los últimos años, hemos presenciado un aumento significativo en la frecuencia y gravedad de los conflictos en el ámbito escolar, lo cual impacta de manera considerable en la convivencia y proceso de aprendizaje de los estudiantes. En este contexto, resulta crucial contar con el respaldo y la participación de toda la comunidad educativa para abordar eficazmente las situaciones.
Para lograrlo, es esencial que docentes y demás profesionales que conforman la comunidad educativa, adquieran las herramientas necesarias para intervenir de manera efectiva, buscando generar resultados positivos y sostenibles en el tiempo.
El clima escolar positivo juega un papel fundamental al proporcionar un entorno relacional que fomenta el bienestar, el respeto mutuo, la confianza y todas las condiciones óptimas necesarias para favorecer el proceso de formación y aprendizaje de los estudiantes, así también el bienestar integral de toda la comunidad educativa.
Es a través de este ambiente propicio que se facilita el desarrollo integral de los individuos, permitiéndoles no solo alcanzar su máximo potencial académico, sino también de cultivar habilidades sociales, emocionales y cognitivas fundamentales para su crecimiento personal.
Por lo tanto, garantizar un clima escolar positivo es esencial para promover un ambiente de aprendizaje enriquecedor y una convivencia armoniosa dentro de la institución educativa.
El personal educativo desempeña un papel crucial en el fomento de una convivencia armoniosa dentro del entorno escolar. Para ello, es fundamental que los equipos educativos y funcionarios practiquen el autocuidado permanente como parte integral de su práctica profesional. Es crucial que trabajen de manera colaborativa en equipo para abordar eficazmente las situaciones conflictivas que pueden surgir en el ambiente escolar.
Además, es necesario que reciban capacitación en resolución de conflictos, garantizando así su preparación para enfrentar y manejar adecuadamente estas circunstancias. En este sentido, es fundamental que cuenten con el tiempo y los espacios necesarios para garantizar el óptimo desarrollo del curso.
En consecuencia con esto, la gestión institucional tiene la responsabilidad de velar por estos requerimientos. Debe proporcionar recursos necesarios para implementar medidas que faciliten la resolución de conflictos, la gestión emocional y otras actividades relacionadas con este aspecto de la convivencia escolar.
Una gestión institucional comprometida con estos aspectos contribuirá significativamente a la creación de un ambiente escolar saludable y propicio para el aprendizaje y el desarrollo integral de los estudiantes.
De acuerdo con lo establecido en la Ley 20.536 sobre Violencia Escolar, todos los integrantes de la comunidad educativa tienen la responsabilidad de promover y garantizar una buena convivencia.
Para contribuir a ese objetivo, es primordial que la comunidad educativa fomente el autoconocimiento y la autogestión, realizando prácticas de buen trato, ejercicio de los derechos y deberes, y cumplir con la normativa establecida.
Al poner en práctica estos principios, se dan vida a los valores fundamentales de una buena convivencia en el entorno escolar. Esto implica el desarrollo de habilidades para la resolución pacífica de conflictos, el fomento de la empatía y el respeto mutuo.
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“Considero que la estrategia más efectiva para promover una convivencia saludable en el entorno escolar se basa en el papel fundamental de los profesores y educadores. Ellos, desde su bienestar y función educativa pueden anticiparse a los hechos y prevenir conflictos en la convivencia. Pueden reforzar, fortalecer o promover las prácticas de buena convivencia en todos los actores educativos” menciona la profesional, Mg. Ed. Sonia Mora Beltrán.
Por otro lado, es crucial aplicar las estrategias en forma pertinente, oportuna y evitar abusar de ellas para no desgastar su efectividad. Se debe buscar un equilibrio entre la implementación de las estrategias y su mantenimiento a largo plazo para garantizar su eficacia continua.
Resulta muy efectivo integrar estas estrategias en la rutina diaria de convivencia, ya que esto contribuye al desarrollo de hábitos positivos en los estudiantes. Esto implica la incorporación de actividades, ejercicios y prácticas que fomenten el respeto, la empatía y la resolución de conflictos en el día a día.
Además, es importante difundir el conocimiento sobre las buenas prácticas de convivencia entre todos los miembros de la comunidad. Esto puede realizarse a través de talleres, materiales educativos y otras iniciativas que promuevan una cultura de convivencia positiva.
Los profesores y en especial las educadoras, tienen bastante desarrollada la creatividad, la cual les permite idear y aplicar diversas estrategias en la gestión diaria de la convivencia escolar, a partir de los recursos que disponen de manera efectiva. Por ejemplo, hacen uso de la música para fomentar la calma, facilitar transiciones en el aula y promover la activación de los estudiantes, entre otros aspectos.
Además, tienen la capacidad de implementar otras estrategias en el aula que ayudan a los alumnos a gestionar sus emociones. Esto puede incluir:
Cuando hay conflictos entre los estudiantes, es esencial ayudarles a recuperar la calma y fomentar la autorregulación y el autocontrol de su conducta. En este sentido, los profesores pueden invitar a los escolares a realizar unos ejercicios de respiración, salir a caminar, apreciar la naturaleza, todo ello en lo posible mientras recuperan la calma.
Para fortalecer aún más el proceso formativo de los estudiantes, es recomendable integrar conocimientos y prácticas regulares relacionadas con las emociones en la rutina escolar. Esto les proporciona herramientas para desarrollar la autonomía y la autogestión, lo que les permite prevenir y abordar de manera proactiva situaciones conflictivas en el futuro.
El clima escolar ejerce una influencia significativa en la percepción que los alumnos tienen sobre su entorno social, y en consecuencia, en su bienestar y rendimiento académico. Por lo tanto, es clave garantizar un desarrollo óptimo del clima escolar para que los estudiantes se sientan acogidos, contenidos, en confianza, motivados y dispuestos a aprender.
Cuando el ambiente escolar es positivo y saludable, los estudiantes se sienten seguros y valorados, lo que les permite desarrollar su máximo potencial y participar activamente en el proceso educativo. Frente a ello, es responsabilidad de todo el cuerpo educativo trabajar en conjunto para crear y mantener un clima que promueva el bienestar de todos.
Una buena opción específica para una buena convivencia escolar es integrar la mediación de conflictos. “La mediación de conflictos es un procedimiento comunicacional de participación voluntaria en el cual un tercero imparcial, el mediador, acompaña a las partes involucradas en el conflicto a buscar una solución en forma pacífica, llegando o no a un acuerdo”, explica la docente, Mg. Ed. Sonia. Mora Beltrán.
La mediación de conflictos se puede adquirir mediante capacitaciones y apoyo continuo a los equipos educativos. Esta medida fortalece el liderazgo pedagógico en la resolución de conflictos y promueve una convivencia armoniosa, lo que repercute positivamente en el bienestar tanto de los estudiantes como de toda la comunidad educativa.
Si estás interesada/o en aprender sobre resolución de conflictos y gestión de ambientes educativos, en Adipa tenemos el curso perfecto, desarrollado de la mano de la experta, Mg. Ed. Sonia Mora Beltrán.
“Este curso brinda una introducción concreta y cercana a los integrantes de los equipos educativos de los colegios, ya que vamos a complementando de forma dinámica y reflexiva, la actualización de conocimientos con las propias experiencias y prácticas de habilidades que dan vida a los aprendizajes”, menciona la docente.
Durante este programa, se estudiarán casos reales, resguardando el respeto y confidencialidad, con la finalidad de obtener los mejores conocimientos acerca de la temática. Asimismo, se promueve un ambiente de confianza y de colaboración para potenciar los procesos de aprendizaje.
“A medida que avanzamos en el desarrollo del curso, observaremos un incremento en el empoderamiento de los profesores y una mayor valoración hacia su labor. Esta experiencia formativa, brinda la oportunidad de conocerse más en estas prácticas, siendo más conscientes del efecto que provocan en los estudiantes y la comunidad”, finaliza, Mg. Ed. Sonia Mora Beltrán.
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