Ps. Cristina Aurora Núñez Justo
Diplomado en Neuropsicología infantil
El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) es un trastorno común entre personas de diversas edades, sobre todo en niños y niñas. ¡Conoce todos los detalles de este diagnóstico en este artículo de Adipa!
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos más comunes en niños y niñas actualmente. Frente a ello, es primordial que los profesionales de la salud y la educación puedan aprender todo sobre el trastorno, sus síntomas y los test de TDAH asociados.
Para entregarte toda la información, conversamos con la docente de ADIPA México, Ps. Cristina Aurora Núñez Justo.
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo, lo que significa que el proceso de desarrollo típico del cerebro se ve interrumpido o desviado. En el caso del TDAH, esta desviación afecta principalmente áreas como la atención, la impulsividad y la hiperactividad, que son criterios diagnósticos clave para este trastorno. Sin embargo, también se ve afectadas otras áreas, especialmente las funciones ejecutivas y la regulación emocional.
“Desde mi experiencia como maestra y psicóloga, así como en mi trabajo de orientación a padres y madres, he observado que los problemas de regulación emocional pueden ser causados tanto por cambios en la estructura y conectividad cerebral , pero también por el trato que se les da a niños/as con TDAH”, menciona la docente de Adipa, Ps. Cristina Aurora Núñez Justo.
De alguna manera, la presencia de impulsividad e hiperactividad en los niños y niñas con TDAH conlleva a comportamientos disruptivos, tanto en el ámbito escolar como en el hogar, así como en eventos sociales y otros contextos. La carencia de estrategias efectivas para manejar estas conductas y proporcionar herramientas para regular sus emociones puede generar consecuencias negativas en su autoestima, regulación emocional y otros aspectos de su vida.
Los síntomas más evidentes del TDAH suelen ser la inatención, la hiperactividad y la impulsividad.
A pesar de que las personas con este diagnóstico poseen la capacidad de desarrollar un hiperfoco en áreas de su interés, manteniendo su atención por períodos prolongados, este enfoque selectivo contrasta con su tendencia a procrastinar, una característica que no se limita solo al TDAH, sino que puede observarse en otras condiciones e incluso, en personas neurotípicas. Por ejemplo, en lo que respecta a la atención, las personas con TDAH tienden a evadir o evitar actividades que requieran un esfuerzo mental sostenido.
Respecto a la hiperactividad, como indica el término, sus movimientos a menudo carecen de un propósito claro, en contraposición a movimientos concretos como extender la mano para alcanzar un objeto. Esta falta de propósito puede tener un impacto considerable en entornos como el aula, interrumpiendo el flujo de la clase y otras actividades.
Por último, la impulsividad es otro aspecto relevante de este trastorno, donde las personas tienden a actuar sin considerar adecuadamente los posibles efectos de sus acciones, lo cual afecta al menor y a su entorno.
Por lo general, se conocen tres subtipos del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH):
El TDAH puede manifestarse de diversas maneras a lo largo de la vida, desde la inatención, hasta presentarse como un conjunto de desafíos para niños, adolescentes y adultos. A pesar de que las manifestaciones pueden variar, los síntomas principales, incluyendo la inatención, la hiperactividad y la impulsividad, suelen ser más evidentes en las etapas tempranas. Con el tiempo y una atención adecuada, la hiperactividad tiende a disminuir a medida que las personas afectadas maduran. Sin embargo, en algunos casos, la inatención puede persistir en la adultez.
Se ha investigado extensamente sobre este trastorno, y aunque no existe una causa específica identificada, se reconoce un componente genético importante. Normalmente, al evaluar a un niño con TDAH, se exploran antecedentes heredofamiliares; además, hay factores de riesgo importantes pre, peri y postnatales que pueden contribuir, como problemas durante el embarazo, amenazas de aborto, estrés, complicaciones durante el parto, entre otros.
En este sentido, es crucial contar con un historial clínico detallado para una evaluación precisa.
En esta misma línea, es fundamental mencionar la relación entre el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y el trastorno de estrés postraumático complejo (TEPT), ya que comparten similitudes en sus síntomas.
Es esencial tener conocimientos en trauma para distinguir entre ambos trastornos, ya que diagnosticar erróneamente a un niño con TDAH cuando podría tener TEPT complejo puede generar repercusiones significativas en su tratamiento.
Las investigaciones también exploran la relación entre el TDAH y el TEPT complejo. Estudian si el primero puede ser consecuencia del segundo, o si comparten bases biológicas comunes que contribuyen a su desarrollo. Se está analizando los cambios a nivel estructural y conectivo en el cerebro, así como los aspectos genéticos y epigenéticos relacionados con ambos trastornos.
Entonces, entender la complejidad del trauma es esencial para diferenciar entre el TDAH y el TEPT complejo, ya que esto puede tener implicaciones importantes en el tratamiento y la comprensión de estos trastornos. La investigación continúa en esta área, y es fundamental para avanzar en el conocimiento y mejorar la atención clínica.
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Existen diversas herramientas de evaluación y test de TDAH. Aunque a nivel fisiológico no hay un estudio definitivo que permita diagnosticarlo, se utilizan escalas y pruebas neuropsicológicas.
Dentro de las más comunes, encontramos:
Esta escala, llamada NICHQ Vanderbilt (National Initiative for Children’s Healthcare Quality), utilizada en la detección del TDAH, ofrece versiones en inglés y español. Consta de 55 preguntas para padres y 43 para profesores, y además de evaluar este trastorno, aborda otros tipos como depresión, ansiedad, trastorno de conducta, etc.
Fuente de imagen: Scribd.
Estas escalas incluyen la Conner’s Teacher Rating Scale-Revised (CTRS-R) con 28 reactivos para profesores y la Conner’s Parent Scale-Revised (CPRS-R) con 48 reactivos para padres.
Este tipo de escalas evalúan la frecuencia de conductas asociadas al TDAH, así como síntomas del trastorno de oposición desafiante y problemas emocionales. Sus puntuaciones se ajustan a la edad y sexo del consultante.
Fuente de imagen: Scribd.
La Escala para la evaluación del trastorno por déficit de atención con hiperactividad EDAH, se enfoca en evaluar los principales rasgos del TDAH y otros trastornos de la conducta. Puede ser aplicada en niños de 6 a 12 años.
Esta escala consta de 20 ítems, divididos en dos subescalas de 10 ítems cada una.
Fuente de imagen: Scribd.
Además de las escalas y test de TDAH, la historia clínica es fundamental en la evaluación, ya que permite comprender el contexto emocional del consultante. También es importante evaluar su inteligencia, ya que algunos síntomas del TDAH pueden confundirse con una discapacidad intelectual leve y una evaluación neuropsicológica nos brinda información más completa de los aspectos a trabajar en cada paciente. Por lo tanto, una revisión completa debe considerar todos estos aspectos para un diagnóstico preciso.
En el caso del TDAH en adultos, ocurre que, muchos de ellos no están diagnosticados. Por ejemplo, es común que los padres reconozcan similitudes en su propio comportamiento y se pregunten si ellos también tuvieron el trastorno sin recibir atención para ello.
Esta falta de diagnóstico puede llevar a situaciones donde algunos adultos no identifiquen los desafíos asociados al TDAH durante su vida. En ocasiones, esto puede haber generado dificultades para concentrarse en la escuela o puede haber influido en el acceso al aprendizaje.
En el caso de los adultos, la inatención es uno de los síntomas principales de este trastorno. Además, pueden surgir problemas emocionales como resultado de las dificultades experimentadas. La falta de comprensión o diagnóstico adecuado puede llevar a sentimientos de malestar o afrontar otros desafíos emocionales. Por lo tanto, abordar estos aspectos es fundamental en el tratamiento del trastorno.
“En mi experiencia de más de 20 años, siempre he trabajado en colaboración con un psiquiatra infantil o un equipo multidisciplinario”, agrega la profesional.
La colaboración con el paidopsiquiatra es esencial para ofrecer orientación y tratamiento, si es necesario. También, es crucial proporcionar psicoeducación a las familias, ya que les permite manejar las dificultades de sus hijos de manera efectiva y evitar posibles traumas o problemas emocionales. En algunos casos, puede ser necesario ofrecer terapia a las familias para brindar el mejor apoyo en el hogar.
“Mi enfoque principal suele trabajar con padres primero y luego adaptar el tratamiento según las necesidades individuales de cada niño”, menciona la docente. Dependiendo de las necesidades individuales, se implementan diversas estrategias.
Esto incluye:
En este sentido, el trabajo con los padres resulta fundamental. Es crucial proporcionarles herramientas que fortalezcan sus funciones ejecutivas y habilidades para la gestión emocional.
Los profesores son una parte importante del tratamiento, por lo tanto, se debe trabajar en colaboración con las escuelas o colegios.
Además, se debe proporcionar capacitación a los maestros, capacitando principalmente sobre regulación emocional y técnicas conductuales para mejorar la atención en el aula, con el objetivo de equiparlos con herramientas y fomentar el trabajo en equipo.
Por ejemplo, es crucial reforzar constantemente la atención y motivación de estudiantes. También, es importante dosificar los trabajos, ya que una sobrecarga de actividades puede abrumarlos y cerrarlos emocionalmente. Invitarlos gradualmente a participar y asegurarse de que se sientan seguros y capaces es esencial. Cuando un niño/a se siente seguro y capaz, está más dispuesto a aprender y avanzar.
El día a día de quienes viven con TDAH y sus seres cercanos está marcado por diversos desafíos. Entre ellos, los padres se encuentran frecuentemente con obstáculos como la falta de recursos para obtener atención especializada y la limitada disponibilidad de capacitación adecuada tanto para ellos como para los maestros. Además, la falta de conciencia sobre la importancia de la inclusión puede complicar aún más el progreso del tratamiento.
Asimismo, la falta de comprensión, especialmente a nivel emocional, representa un obstáculo significativo. Al patologizar al paciente se pierde de vista su humanidad. Es relevante que todos sean compasivos y reconozcan que la persona tiene dificultades, pero sigue siendo un ser humano valioso que necesita otro tipo de apoyo.
En conclusión, es crucial que los profesionales de la salud que abordan este tipo de trastorno estén familiarizados con las características y síntomas del TDAH. Es fundamental además, contar con un equipo integral que incluya a los padres o tutores para trabajar en conjunto con el objetivo de mejorar la calidad de vida de cada persona o estudiante afectado por el trastorno.
El curso en vivo ya se realizó, pero aún puedes inscribirte y ver las sesiones grabadas. Esto no afecta tu calificación y/o certificación. Disponible por pocos días.
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