Ps. Mg. Jorge Escudero Bello
Psicólogo, Magíster en Psicología Clínica, a su...
El maltrato causa estrés y se asocia a trastornos del desarrollo cerebral temprano. Los casos extremos de estrés pueden alterar el desarrollo de los sistemas nervioso e inmunitario. En consecuencia, los adultos que han sufrido maltrato en la infancia corren mayor riesgo de sufrir problemas conductuales, físicos y mentales, tales como: actos de violencia (como víctimas o perpetradores),depresión, consumo de tabaco, obesidad, comportamientos sexuales de alto riesgo, embarazos no deseados, consumo indebido de alcohol y drogas.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, las consecuencias del maltrato infantil, produce que las víctimas se sientan aisladas, temerosas y desconfiadas. Esto puede acarrear secuelas psicológicas de por vida que pueden manifestarse como dificultades educativas, baja autoestima, depresión y problemas para formar y mantener relaciones.
El maltrato infantil es un problema de salud pública a nivel mundial que involucra toda forma de maltrato físico, emocional, sexual o de otra índole, que resulta en un daño real o potencial a la salud, la supervivencia, el desarrollo o la dignidad del niño o niña. Aquello ocurre en un contexto de relaciones de responsabilidad, confianza o poder por parte de quien lleva a cabo el maltrato.
Asimismo, se incluyen las acciones, omisiones o tratos negligentes, no accidentales, que priven a niño o niña de sus derechos y de su bienestar, que amenace o interfiera su ordenado desarrollo psíquico, físico o social. En todos los casos, los autores pueden ser personas, instituciones o la propia sociedad.
Es importante considerar que pocas veces se da un solo tipo de maltrato, habiendo habitualmente superposición de diferentes tipos de malos tratos. Incluso cuando se ha podido detectar un solo tipo de vulneración, los efectos se observan como parte de una amplia gama de consecuencias que afectan diferentes áreas del desarrollo.
Las consecuencias de maltrato infantil que mayormente se observan incluyen; retraso en el crecimiento, enfermedades médicas crónicas, aumento del estrés, estado de ánimo deprimido, patrones de apego inseguros, baja autoestima, sumisión, agresividad, juego social dañado, lenguaje y habilidades no verbales disminuidas, trastornos emocionales y del comportamiento y menor esperanza de vida.
En todos los casos, la historia de vida y las vulnerabilidades personales y familiares darán lugar a nuevas formas de daños que dependen (en parte) de la sincronía entre factores de riesgo y de protección que giran en torno al maltrato.
El estudio de las experiencias adversas en la infancia y de las dinámicas asociadas al trauma en la infancia han mostrado los efectos negativos que el maltrato tiene sobre la vida, no sólo en la infancia, sino en la adolescencia y la adultez. Se ha observado una mayor propensión a conductas suicidas, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, algunos tipos de cáncer, diabetes, obesidad, enfermedades cardíacas, depresión, ansiedad, consumo problemático de sustancias, cesantía, problemas económicos, menor satisfacción laboral y, de forma lamentable al considerar todas estas posibles consecuencias, la consecuente muerte prematura.
El maltrato infantil supone un problema que afecta a la salud y, por lo tanto, su prevención se vincula a un esfuerzo de toda la sociedad sin exclusión alguna. No hace falta ser papá, mamá, adulto responsable o tener una profesión vinculada a la infancia para sentirse parte de esta tarea. Con la meta de promover los buenos tratos a la infancia, todos y todas somos necesarios.
A nivel de prevención primaria dirigida a la población general, se revela la importancia de evitar la presencia de factores de riesgo y potenciar los factores protectores a fin de reducir la incidencia de nuevos casos. Se incluyen medidas como acompañar e informar a las familias en materia de planificación familiar, ayudas sociales que minimicen el impacto de los problemas socioeconómicos, modificar actitudes sobre los castigos y promover entornos nutricios libres de violencia.
A nivel de prevención secundaria destinada a familias en alto riesgo de malos tratos contra sus niños, destaca la detección del maltrato y tratamiento oportuno, a fin de incrementar las acciones de protección a la niñez, logrando reducir el aislamiento de las familias y favoreciendo el acceso a prestación de servicios sociales.
Finalmente, a nivel de prevención terciaria dirigida a niños y niñas víctimas de malos tratos destaca la interrupción del maltrato y (si es requerido) la desvinculación del niño o niña respecto de la figura que le agrede, la realización de una evaluación de riesgos enfocadas en qué tan probable es que el maltrato vuelva a ocurrir, acciones legales que apoyen a las familias en materia de seguridad física y, entre otras medidas, la evaluación y asistencia médica y psicológica inmediata.
El curso en vivo ya se realizó, pero aún puedes inscribirte y ver las sesiones grabadas. Esto no afecta tu calificación y/o certificación. Disponible por pocos días.
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