Mg. Ps. Constanza Bravo
Magíster en Psicoterapia Cognitiva Posracionalista y Psicóloga...
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Los trastornos de conducta alimentaria (TCA) son un desafío relevante en el campo de la salud mental y atención médica, ya que son condiciones complejas que pueden afectar a personas de diversas edades, géneros y trasfondos culturales.
En este artículo te presentaremos qué es un TCA y cuáles son los síntomas que se asocian a estos trastornos.
Vivimos en una sociedad donde la presión por tener un cuerpo delgado y seguir dietas restrictivas está presente en muchos ámbitos: redes sociales, publicidad, medios, etc. Estos estándares culturales pueden influir en cómo las personas perciben su alimentación y apariencia física, lo que puede provocar un impacto negativo en la salud física y mental, y con ello, aumentar el riesgo de desarrollar Trastorno de conducta alimentaria o TCA.
De acuerdo a esto, muchas personas sienten que no cumplen con los estándares de belleza que se esperan y experimentan sentimientos de inadecuación, lo que les lleva a realizar comportamientos alimentarios poco saludables que en un tiempo se convierten en un trastorno.
Ante esta realidad, es crucial por un lado, promover una imagen corporal positiva y saludable, y por otro, compartir información sobre una alimentación nutritiva y equilibrada, y estrategias de afrontamiento para manejar los desafíos emocionales y sociales relacionados con la estética.
Un trastorno de conducta alimentaria, conocido por sus siglas “TCA”, es un conjunto de trastornos psicológicos caracterizados por patrones anormales de comportamiento en relación con la alimentación y la percepción del peso corporal.
Los dos trastornos más comunes son la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa, aunque también se incluyen otros trastornos como el trastorno por atracón y el trastorno de rumiación.
Desde la perspectiva de la neurobiología del estrés, el estrés crónico y traumático puede tener un impacto significativo en la estructura y el funcionamiento del cerebro. Las áreas del cerebro que están involucradas en el procesamiento emocional, la autorregulación y el control de impulsos pueden verse afectadas negativamente. Asimismo, el sistema de recompensa del cerebro también puede alterarse, lo que puede llevar a cambios en los patrones de alimentación y percepción del cuerpo.
De acuerdo a ello, los TCA pueden considerarse mecanismos adaptativos disfuncionales que surgen como resultado de la interacción entre experiencias traumáticas, respuestas de estrés crónicas y vulnerabilidades genéticas o psicológicas. Estos trastornos pueden proporcionar una sensación temporal de control o alivio emocional, pero a largo plazo, pueden traer consecuencias para la salud mental y física del individuo.
Los trastornos de conducta alimentaria (TCA) son condiciones complejas y multifactoriales, lo que significa que tienen múltiples causas que interactúan entre sí para su desarrollo.
Algunas de las causas comunes descritas en el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, 5ta edición) y la investigación científica actual, son:
Es importante destacar que estas causas no actúan de manera aislada, sino que interactúan y se refuerzan mutuamente, aumentando el riesgo de desarrollar un TCA. Además, cada individuo puede experimentar una combinación única de factores que contribuyen a la aparición de estos trastornos.
Los síntomas pueden variar según el tipo específico de TCA. A continuación, se describen los síntomas característicos para cada tipo de trastorno de conducta alimentaria, con base en el DSM-5 y otras referencias científicas:
Anorexia nerviosa |
·Restricción significativa de la ingesta de alimentos, lo que conduce a un peso corporal significativamente bajo para la edad, la altura y el desarrollo fisiológico. ·Miedo intenso a aumentar de peso o convertirse en obeso, a pesar de estar bajo peso. ·Distorsión de la imagen corporal, es decir, una percepción desproporcionada y negativa del propio cuerpo. ·Amenorrea (ausencia de al menos tres ciclos menstruales consecutivos) en las mujeres post-púberes, no causada por otro factor médico. |
Bulimia nerviosa |
·Episodios recurrentes de atracones, caracterizados por la ingesta excesiva y descontrolada de alimentos en un período de tiempo limitado. ·Comportamientos compensatorios inapropiados para prevenir el aumento de peso, como el vómito autoinducido, el uso excesivo de laxantes o diuréticos, el ayuno o el ejercicio físico excesivo. ·Autoevaluación excesivamente influenciada por el peso y la forma corporal. |
Trastorno por atracón |
·Episodios recurrentes de atracones, caracterizados por la ingesta excesiva y descontrolada de alimentos en un período de tiempo limitado. ·Durante los atracones, la persona puede experimentar una sensación de falta de control y un marcado malestar emocional. |
Es importante destacar que en algunos casos, los síntomas de los trastornos de conducta alimentaria pueden superponerse o cambiar con el tiempo. Además, pueden estar presentes síntomas adicionales relacionados con el estado de ánimo, la ansiedad, la depresión, la autoestima y otros aspectos psicológicos y físicos.
La prevención para este tipo de trastornos tiene un enfoque multidimensional, es decir, que implica abordar diversos factores de riesgo, tanto a nivel individual como social.
Dentro de las estrategias que pueden ayudar a prevenir los TCA, están:
Promover una imagen corporal saludable y una actitud positiva hacia el propio cuerpo ayuda a reducir la presión sobre la apariencia física y el peso corporal. Esto implica celebrar la diversidad corporal y evitar comentarios negativos u ofensivos sobre el peso o apariencia tanto en casa como en la sociedad en general.
Fortalecer la autoestima y la resiliencia emocional en las personas puede ayudarles a enfrentar las presiones sociales y el estrés de manera más saludable, disminuyendo así el riesgo de recurrir a conductas alimentarias disfuncionales como mecanismo de afrontamiento.
Proporcionar educación sobre la importancia de una alimentación equilibrada y nutritiva, sin promover dietas extremas o restricciones drásticas. Enseñar a reconocer y respetar las señales de hambre y saciedad, y fomentar el disfrute de una variedad de alimentos.
Si se observan signos de preocupación relacionados con la alimentación, peso o imagen corporal, es importante buscar ayuda profesional lo antes posible. La intervención temprana puede prevenir que los problemas se vuelvan más graves y difíciles de tratar.
Fomentar una comunicación abierta y un ambiente de apoyo en el hogar, la escuela y el lugar de trabajo puede reducir el estigma asociado con los TCA y alentar a las personas a buscar ayuda cuando la necesiten.
Generar conciencia sobre los trastornos de conducta alimentaria y sus riesgos puede ayudar a reconocer los signos tempranos y buscar ayuda antes de que la situación empeore.
Es importante supervisar y limitar la exposición a contenido en línea o en medios de comunicación que promueva ideales corporales poco realistas o conductas alimentarias extremas.
👉🏽La prevención de los TCA es una responsabilidad compartida entre individuos, familias, educadores, profesionales de la salud y la sociedad en general. Trabajar juntos para crear entornos seguros, comprensivos y saludables puede marcar la diferencia en la prevención de estos trastornos.
Quienes se dedican o se quieren dedicar al área de la salud mental y tratar directamente casos de TCA, deben saber que es un área que está en constante evolución, con nuevos avances en investigación y tratamiento, por lo que no hay que detenerse en el aprendizaje continuo. La actualización es primordial para estar abierto a nuevas perspectivas y enfoques para mejorar la práctica profesional.
Por otro lado, es sumamente importante encontrar el equilibrio entre la persona y también la formación académica necesaria para poder trabajar con personas tanto con TCA, como con personas sin su condición. Desde ahí, las formaciones de posgrado específicas para el cuadro clínico son relevantes. No obstante, hay que considerar qué es lo que el terapeuta le hace mayor sentido como modelo de trabajo, que es lo que más le resuena desde su propia historia y forma de trabajo.
Asimismo, es esencial abordar el tema con sensibilidad y empatía. Los TCA son condiciones complejas y delicadas que afectan profundamente a quienes los padecen, por lo que desarrollar la habilidad de empatía y comprensión es clave para proporcionar un entorno seguro, de apoyo para las personas que asisten a psicoterapia.
Finalmente, se debe fomentar el enfoque multidisciplinario, lo que significa la colaboración entre diversos profesionales de la salud.
De acuerdo al Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría, los criterios diagnósticos para los trastornos de conducta alimentaria son los siguientes:
Se caracteriza por la restricción significativa de la ingesta de alimentos y una preocupación extrema por el peso corporal o el tamaño. Los individuos que padecen anorexia nerviosa pueden tener una percepción distorsionada de su propio cuerpo y temen aumentar de peso, a pesar de estar significativamente por debajo del peso normal, y en muchos casos en desnutrición.
Además, pueden participar en comportamientos compensatorios, como por ejemplo, el ejercicio excesivo para controlar el peso.
Se caracteriza por episodios recurrentes de atracones seguidos de comportamientos compensatorios como el vómito autoinducido, el uso excesivo de laxantes o la realización de ejercicio excesivo.
Las personas con bulimia nerviosa pueden tener un peso normal o estar ligeramente por encima o por debajo de este, lo que puede dificultar la detección del trastorno.
Implica la ingesta alimentaria con la sensación de pérdida de control durante los atracones y sentirse avergonzados.
El tratamiento de los TCA generalmente requieren una intervención multidisciplinaria que incluye terapia cognitivo-conductual, apoyo nutricional y en algunos casos, medicación.
Para finalizar, es importante seguir investigando y aumentando la conciencia sobre los TCA para abordar los desafíos emergentes y adaptar las intervenciones según las necesidades cambiantes de la población. La prevención y educación son esenciales para promover una relación saludable con los alimentos, una imagen corporal positiva y una mayor comprensión de los factores de riesgo y protección.
La colaboración entre profesionales de la salud, instituciones educativas, medios de comunicación y la sociedad en conjunto es fundamental para crear un entorno más comprensivo, respetuoso y saludable. Al hacerlo, podremos avanzar hacia una sociedad más informada y empática en la que los trastornos de conducta alimentaria sean abordados con la seriedad y compasión que merecen.
📣Si deseas continuar leyendo sobre esta temática te invitamos a leer: Noticia sobre trastornos de conducta alimentaria y noticia sobre dificultades en la conducta alimentaria de niños
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