Mg. Ps. Hermann Thomas Ehrenfeld
Psicólogo, Magíster en Psicología. Especialista en Neuropsicología...
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El Test de Bender es una herramienta en la evaluación psicológica, utilizada para medir habilidades visomotoras, percepción visual y memoria visual. En este artículo, exploraremos sus características, cómo realizar el Test de Bender y su relevancia en la detección de indicadores del desarrollo neuropsicológico.
El Test de Bender, creado en 1938 por la neuropsiquiatra Lauretta Bender, es una herramienta de evaluación psicológica clínica. Se utiliza para medir habilidades visomotoras y explorar aspectos cognitivos, emocionales y del desarrollo neuropsicológico. A lo largo del tiempo, su aplicación se ha ampliado mediante protocolos y sistemas de corrección, como el de Koppitz, que lo adaptaron tanto a poblaciones infantiles como adultas. En este artículo, exploraremos su relevancia, aplicaciones actuales y las críticas que enfrenta, destacando su importancia como complemento en la evaluación psicológica integral.
El Test de Bender, también conocido como Test Gestáltico Visomotor de Bender, fue creado en 1938 por la neuropsiquiatra Lauretta Bender y se ha consolidado como una herramienta esencial en la evaluación psicológica y neuropsicológica. Según el Mg. Ps. Hermann Thomas Ehrenfeld, Psicólogo, Magíster en Psicología y Especialista en Neuropsicología Infantil, “en sus inicios, su propósito era diagnosticar el ‘daño cerebral’ y diferenciar a quienes presentaban un ‘daño orgánico’. Hoy, casi 90 años después, su utilidad se comprende de manera muy distinta”.
En 1963, Elizabeth Koppitz adaptó el test para su uso en niños, integrando indicadores emocionales y del desarrollo neuropsicológico que permitieron ampliar su alcance clínico. Posteriormente, Brannigan, Decker y Reynolds modernizaron el test, extendiendo su rango de aplicación desde los 5 hasta los 85 años e incorporando otras láminas más complejas y sistemas de corrección más precisos. En la actualidad, el Test de Bender se emplea para evaluar habilidades visomotoras, detectar trastornos neuropsicológicos, problemas de aprendizaje y analizar el desarrollo cognitivo y emocional en diversas poblaciones.
El Test de Bender es una herramienta versátil que se adapta a diversas edades y contextos, permitiendo evaluar habilidades visomotoras y percepción visual. A continuación, se describe en qué casos se utiliza, cómo se administra y los errores más comunes que pueden surgir durante su interpretación.
El Test de Bender, con el sistema de corrección Koppitz, segunda edición, está diseñado para personas de entre 4 y 85 años, adaptándose al nivel de desarrollo de cada grupo mediante el uso de figuras más simples en niños pequeños y diseños más complejos en personas mayores. . En el ámbito educativo, es una herramienta util para explorar dificultades en habilidades esenciales para el aprendizaje, mientras que en el contexto clínico se utiliza para evaluar trastornos del neurodesarrollo, lesiones neurológicas y factores emocionales, consolidándose como un recurso importante para la evaluación de niños y adultos.
El Test de Bender consiste en la administración de láminas las cuales el evaluado debe reproducir siguiendo la consigna: “Copia este dibujo lo mejor que puedas”. Estas etapas permiten evaluar aspectos como la integración visomotora, la percepción visual. Además, el Protocolo de Koppitz complementa el análisis al incluir criterios cualitativos, como rotaciones, omisiones y calidad del trazo, lo que amplía su capacidad para identificar indicadores emocionales y del desarrollo.
Uno de los errores más comunes, indica Hermann, es enfocarse exclusivamente en los puntajes cuantitativos y pasar por alto el análisis cualitativo del proceso de respuesta. Este enfoque cualitativo es crucial, ya que la manera en que el evaluado aborda las figuras proporciona información clave sobre su desarrollo neuropsicológico y emocional.
El experto destaca la relevancia de los indicadores cualitativos introducidos por Elizabeth Koppitz, los cuales permiten generar hipótesis sobre aspectos relevantes del neurodesarrollo y aportar mayor profundidad a la interpretación de los resultados. Por ello, resulta imprescindible integrar ambos enfoques, cuantitativo y cualitativo, para maximizar el potencial del Test de Bender.
El Protocolo de Koppitz, desarrollado en 1963 por la psicóloga Elizabeth Koppitz, adaptó el Test de Bender específicamente para niños, integrando un sistema que combina indicadores cualitativos y cuantitativos. Este enfoque permite evaluar no solo la precisión en la copia de figuras, sino también aspectos clave como el desarrollo emocional, la madurez para el aprendizaje y posibles deficiencias motoras, ofreciendo una evaluación más completa del desempeño del evaluado.
En 2007, Cecil Reynolds actualizó este sistema al crear el Sistema de Puntuación del Desarrollo de Koppitz, extendiendo su aplicación a personas de entre 5 y 85 años e incorporando reglas de corrección más detalladas. Como destaca el especialista en neuropsicología infantil, “el protocolo da más posibilidades de interpretación que el simple hecho de copiar dibujos, ya que se enfoca en la perspectiva de evaluación de proceso, lo cual es muy pertinente en la neuropsicología actual”.
La corrección del Test de Bender combina un enfoque cuantitativo y cualitativo que permite identificar errores específicos en la reproducción de las figuras. Este análisis no solo asigna puntajes a los dibujos, sino que también interpreta patrones y estilos de respuesta. A continuación, se describen los principales indicadores emocionales que pueden presentarse durante la aplicación del test:
En la versión actualizada del Test de Bender (KOPPITZ-2), los puntajes se obtienen evaluando los errores cometidos en la reproducción de las figuras, los cuales se transforman en índices estandarizados mediante tablas normativas ajustadas por edad. Las láminas aplicadas varían según la edad del evaluado, y los rangos esperados de errores facilitan una interpretación precisa y adaptada del desempeño.
Figuras Test de Bender Koppitz (KOPPITZ-2)
Edad | Láminas utilizadas |
Errores esperados |
5-7 años | Láminas 1 a 13 | Más de 13 errores |
8-10 años | Láminas 5 a 16 | 10-12 errores |
11-15 años | Láminas 5 a 16 | 8-10 errores |
16-85 años | Láminas 5 a 16 | Menos de 8 errores |
Tabla de errores esperados según tramo de edad
La interpretación de los errores en el Test de Bender va más allá de un puntaje numérico; estos proporcionan información cualitativa clave sobre el desarrollo visomotor, el funcionamiento emocional y las habilidades neuropsicológicas del evaluado. Los errores más frecuentes que se observan en este test suelen incluir:
El Test de Bender evalúa habilidades visomotoras asociadas al procesamiento visual (Gv), en base al modelo Cattell-Horn-Carroll, y se complementa con pruebas como el WISC-V, que examina habilidades cognitivas generales. Como menciona Hermann, ambas herramientas abordan áreas distintas pero se integran de manera efectiva en evaluaciones neuropsicológicas.
El especialista sugiere combinar el Test de Bender con herramientas como la Figura Compleja de Rey-Osterrieth o el Test de Integración Visomotora (VMI) para obtener una visión más profunda de las habilidades visomotoras . Además, en casos de puntajes bajos en el Test de Bender, recomienda explorar funciones ejecutivas y psicomotricidad para un análisis integral del desarrollo neuropsicológico.
El Test de Bender presenta una de sus principales limitaciones en el contexto latinoamericano: la ausencia de baremos poblacionales específicos para esta región. Esto dificulta la interpretación precisa de los puntajes, ya que no reflejan las particularidades culturales y demográficas de las poblaciones locales. De acuerdo con Hermann, esta carencia “no desacredita el uso del test, pero enfatiza la importancia de complementarlo con otras herramientas que cuenten con validación regional”.
A pesar de esta debilidad, el Test de Bender sigue siendo una herramienta valiosa cuando se aborda desde un enfoque cualitativo. Los indicadores propuestos por Koppitz permiten analizar elementos relevantes del neurodesarrollo, ofreciendo información esencial que trasciende los puntajes numéricos. Esto lo convierte en un recurso fundamental dentro de una evaluación integral, especialmente al combinarlo con pruebas validadas para el contexto local, garantizando un análisis más completo y contextualizado del perfil del evaluado.
Hartman, D. E. (2008). Test Sematary: Koppitz-2 Bender Visual-Motor Gestalt Test. Applied Neuropsychology, 15(1), 94–95. https://doi.org/10.1080/09084280801922079
Reynolds, C. R. (2007). Koppitz Developmental Scoring System for the Bender Geslalt Test (KOPPITZ-2). Austin, TX: Pro-Ed. https://doi.org/10.1177/0734282907309585
Thomas, H. (s.f.). Certificación Test de la Figura Compleja de Rey-Osterrieth (TFCRO) y el Test Gestáltico Visomotor de Bender-Koppitz-2.
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