PhD. Pablo Salcedo
Doctor en Psicología Social, Universidad Autónoma de...
¿Te has puesto a pensar sobre el efecto que provoca utilizar diariamente redes sociales? En esta columna, el destacado experto y docente de Adipa, PhD. Pablo Salcedo, nos ofrece una reflexión profunda sobre el impacto y consecuencias de las herramientas digitales en una era donde su uso se ha tornado indispensable.
El mundo actual no puede imaginarse sin el internet y las redes sociales (RS); en 2022 4.55 billones de personas usaron frecuentemente RS y se estima que para el 2027 lo hagan cerca de 6 billones (Statista, 31 July 2023). Si en un futuro más del 90% de la población mundial usará redes sociales, será necesario crear una cultura del bienestar digital que permita afrontar los retos que acarrea una digitalización acelerada de la vida.
Originalmente, las redes sociales fueron pensadas para conectar a las personas, eran herramientas para acortar distancias e interactuar con otros seres humanos. Sin embargo, en la práctica el uso de RS parece conllevar más efectos negativos, particularmente cuando se usan de manera constante y prolongada.
La evidencia indica que entre más constante, duradero e intenso sea el uso de las RS, mayores son las repercusiones sobre la salud mental y las interacciones sociales (Abi-Jaoude et al., 2020; Allen et al., 2014; Karim et al., 2020). A partir de estos hallazgos, el primer impulso lógico puede ser: “dejar las redes sociales”, sin embargo, dejarlas del todo puede resultar perjudicial; puesto que todos tienen RS excepto quien intenta dejarlas, se le relega y se estigmatiza, lo que puede afectar aún más su salud mental, entonces ¿Qué hacer?
Según la evidencia, sin importar el nivel de daño que cause el uso de RS, el sexo, la edad o el tipo de consumo, es posible reducir los efectos negativos de las RS si se puede dosificar su uso (Karim et al., 2020).
Tras aproximadamente una década de estudios (entre el 2010 y el 2020) enfocados en las repercusiones negativas de las RS, una ola de investigaciones actuales, motivadas en parte por la pandemia por COVID-19, han explorado el papel benéfico de las RS y se han aproximado a la búsqueda del “bienestar digital” (por ejemplo Ostic et al., 2021; Wolfers & Utz, 2022), los hallazgos principales son que las RS pueden ser benéficas, siempre que se cuiden el contenido que se consume (el uso que se da) y la frecuencia de consumo.
Según la evidencia, los “shots” de RS (Consumo en breves ventanas de tiempo) en los que se consume contenido que promueva buenos hábitos, consejos para la vida cotidiana, divulgación científica, etc., y el uso de RS para convivir con los seres queridos, puede tener efectos positivos en la salud mental (Sadagheyani & Tatari, 2021).
Así mismo, se han diseñado intervenciones en beneficio y promoción de la salud mental a través de RS que se dirigen a crear mejores patrones de consumo y a la aproximación de servicios de salud a usuarios que lo necesiten (Beard et al., 2019; Latha et al., 2020).
Así pues, las redes sociales pueden tener efectos negativos y positivos, lo que determina uno u otro es la frecuencia de uso y el comportamiento del consumo. El uso excesivo o problemático (mayor a 4 horas al día, acompañado con problemas en diferentes espacios de vida) es el que tiene efectos negativos más evidentes y repercute severamente en la salud mental.
Dicho esto, la pregunta importante es: ¿Cuánto tiempo consumes las RS y qué tipo de contenido ves?, si a partir de tu respuesta decides que requieres cambiar tus hábitos, no te preocupes, no es necesario que hagas un giro de 180 grados, puedes establecer cambios graduales:
Puedes empezar disminuyendo poco a poco tu tiempo de consumo (prueba con ir disminuyendo 1 hora al día, si hoy pasas 6 horas, intenta mañana pasar 5 horas, y así hasta lograr estar no más de 2 horas a lo largo del día) e integrando contenidos de calidad a tu tiempo en redes (intente que de cada cuatro cosas que consume, una sea un video, un post o una publicación sobre el cuidado de su salud, desarrollo personal o ciencia). Considera que el esfuerzo inicial siempre es más grande y te irá costando menos conforme avance el tiempo.
Finalmente, si al intentarlo observas que cambiar tus hábitos te resulta imposible o te genera demasiado malestar, considera pedir ayuda para hacerlo a profesionales de la salud, a través de psicoterapia dirigida a lograr esta transición. Es posible alcanzar la salud mental sin salir de redes sociales, como en todo, solo se trata de moderación.
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