Ps. Nicole Martínez Bizama
Psicóloga Clínica. Candidata al grado académico de...
La utilización de medicamentos para el tratamiento psicológico en muchos casos es esencial, sin embargo, no cualquier profesional puede evaluar y recetarlos.
Para comprender más sobre esto, debemos conocer en profundidad qué es la psicofarmacología y por qué es relevante. Quédate en este artículo y entérate de todo.
El papel de la psicofarmacología es muy relevante en el área de la salud mental, ya que es una disciplina encargada de estudiar los efectos de los medicamentos en el comportamiento y cerebro humano.
El uso de estos medicamentos puede ayudar a muchas personas a enfrentar trastornos, estados de ánimo y diagnósticos que tienen que ver con la psicología. De esta misma manera, es importante empezar siempre desde un diagnóstico adecuado y un tipo de psicoterapia que ayude a mejorar la calidad de vida de los pacientes.
La psicofarmacología es un proceso de intervención que permite la remisión de síntomas que provocan un malestar significativo en una persona. Es utilizada como complemento para la psicoterapia y permite el óptimo desarrollo y avances hacia el bienestar, mejorando así la calidad de vida del paciente.
Comúnmente es empleada para el tratamiento de trastornos mentales, como la Ansiedad, la Depresión, el Trastorno Obsesivo Compulsivo, el Trastorno Bipolar, entre otros.
Dentro de los psicofármacos más utilizados encontramos:
Es importante destacar, que los tratamientos farmacológicos van dirigidos al síntoma, mientras que lo psicoterapéutico va dirigido a lo biopsicosocial. El tratamiento psicoterapéutico potencia el uso del fármaco entregando una orientación al bienestar.
La decisión de cuándo y cómo comenzar el tratamiento farmacológico siempre dependerá de la gravedad de los síntomas y de la evaluación clínica realizada por el especialista.
Previo a considerar la prescripción y uso de psicofármacos, es crucial realizar una evaluación exhaustiva de la salud física y mental del paciente, incluyendo la revisión del estado actual, los síntomas presentes y el nivel de malestar que ha experimentado.
De acuerdo a esto, es importante recalcar que el diagnóstico clínico no solo es un derecho, sino que también es una necesidad fundamental para que el paciente pueda obtener una comprensión profunda de sí mismo. Al brindar un diagnóstico preciso, se elimina la confusión y se logra una mayor claridad sobre la condición específica que se enfrenta, permitiendo abordarlo de manera adecuada y efectiva.
Para evaluar y determinar un tratamiento psicofarmacológico en un paciente, el especialista médico requiere tener una serie de habilidades claves.
Dentro de ellas, está:
Estas técnicas y capacidades son fundamentales para obtener una comprensión profunda y completa de la situación del paciente, y tomar decisiones informadas sobre el tratamiento psicofarmacológico más adecuado y efectivo.
El tiempo va a variar dependiendo de cada caso, cada trastorno o causa de un paciente, sin embargo, el mínimo para utilizar psicofármacos es de 6 meses a un año.
En Chile y en muchos países más, la psicoeducación de los psicofármacos es muy escasa. Se cree que se está al tanto de todo, pero no es así.
Ocurre en muchos casos que las personas hacen cosas que pueden interferir con el tratamiento de psicofármacos, por ejemplo: tomar alcohol, saltarse pastillas, tomar la pastilla en diferentes horarios, lo que puede terminar afectando la continuidad y efectividad del tratamiento.
La desinformación puede llevar a que algunos pacientes crean erróneamente que el tratamiento los dejará sedados todo el día, lo que puede generar resistencia a tomar los medicamentos durante el tiempo que corresponde. Además, también ocurre que por el consumo persistente de marihuana u otras sustancias se puede llegar a afectar la efectividad del tratamiento, inclusive si hay un intervalo de tiempo entre la toma del fármaco y el consumo de dichas sustancias.
Es relevante abordar estas creencias y comportamientos con los pacientes, brindándoles información y educación sobre los efectos reales de los medicamentos y los posibles impactos negativos del consumo de sustancias en el tratamiento psicofarmacológico. Esto en resultado, ayudará a promover una mayor adherencia al tratamiento y optimizará los resultados terapéuticos.
En general, los efectos secundarios son diversos y dependen del fármaco que se esté ingiriendo. Sin embargo, hay algunos síntomas comunes que podemos observar:
No obstante, estos efectos se esperan que desaparezcan posterior a las dos semanas desde la primera ingesta del fármaco.
La automedicación es frecuente por la visión simplista de los problemas de salud mental, así como también, las dificultades para acceder a los medicamentos a través de una receta médica especializada. Los factores económicos y la falta de disponibilidad de citas en servicios públicos de salud también pueden impulsar la automedicación.
Además, en ocasiones, puede haber dependencia de los fármacos y resistencia a un enfoque integral por parte de los equipos de salud mental en el sistema público.
Estas dificultades resaltan la relevancia de abordar el problema desde una perspectiva amplia, promoviendo la educación sobre los riesgos de la automedicación y garantizando un acceso adecuado y oportuno a los servicios de salud mental.
Siempre es importante estar al tanto del contexto familiar, y saber que ellos apoyarán el proceso de psicoterapia y psicofarmacología.
La adecuación y funcionalidad del tratamiento aplicado a las rutinas y contexto del paciente tratado son esenciales para lograr cambios duraderos y fomentar la adherencia al tratamiento. Esto implica adaptar el plan terapéutico a las necesidades individuales del paciente, teniendo en cuenta su estilo de vida, sus responsabilidades y su entorno.
En el proceso psicoterapéutico es crucial que los profesionales de a salud mental, que no sean psiquiatras, tengan un amplio conocimiento en farmacoterapia. Esto les permitirá supervisar los cambios esperados y las posibles reacciones adversas relacionadas con el uso de medicamentos. Asimismo, podrán proporcionar educación al paciente sobre el tratamiento, brindar apoyo y seguimiento en relación al uso de los fármacos.
Finalmente, es fundamental desarrollar procesos integrales y activos, donde se promueva la colaboración y comunicación constante entre los diferentes profesionales de la salud mental involucrados en el cuidado del paciente. Esta colaboración garantiza una atención integral y optimiza los resultados terapéuticos al abordar ambas terapias de manera conjunta y coordinada.
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