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La contratransferencia se refiere a las reacciones emocionales inconscientes del terapeuta hacia su paciente. De obstáculo técnico en los inicios del psicoanálisis, ha pasado a ser una herramienta fundamental para comprender y mejorar la relación terapéutica.

La contratransferencia es uno de los conceptos más relevantes y complejos del psicoanálisis, pues alude a los sentimientos, emociones y pensamientos inconscientes que surgen en el analista como respuesta al vínculo con su paciente.
En términos generales, la contratransferencia se define como las reacciones emocionales conscientes e inconscientes del terapeuta frente al paciente, activadas por las proyecciones de este último. También, se puede comprender como el conjunto de sentimientos del analista que emergen por la influencia del paciente sobre su inconsciente (Freud, 1910).
Este concepto ha evolucionado desde una visión inicial que la consideraba un obstáculo —una interferencia indeseable en la neutralidad analítica— hasta ser entendida como una herramienta clínica valiosa para comprender las dinámicas de la relación terapéutica (Corveleyn, 1997).
La noción de contratransferencia ha evolucionado significativamente a través de distintas escuelas teóricas:
Sigmund Freud (1912) y los primeros psicoanalistas la concibieron como una interferencia, un conjunto de reacciones emocionales del analista que debían ser reprimidas o controladas para mantener la neutralidad. Según esta visión, la contratransferencia era un obstáculo que distorsionaba el análisis y debía ser eliminada.
Posteriormente, autores como Theodor Reik y Harold Searles vieron la contratransferencia como un instrumento legítimo y valioso. Plantearon que las emociones del terapeuta debían ser reconocidas y utilizadas conscientemente como una vía para comprender e interpretar los afectos y el mundo interno del paciente (Corveleyn, 1997).
Desde enfoques recientes, como la Psicología del Self y la teoría intersubjetiva, la contratransferencia se redefine como un proceso diádico. Se entiende como la respuesta recíproca y singular que emerge y es co-construida entre el paciente y el terapeuta. Howard Bacal (2017) la describe como parte de la especificidad diádica que define cada vínculo terapéutico.
La transferencia y contratransferencia son fenómenos complementarios. La transferencia describe las proyecciones del paciente hacia el terapeuta, mientras que la contratransferencia refleja las reacciones del terapeuta ante dichas proyecciones.
Ambos procesos conforman un sistema intersubjetivo (Stolorow et al., 1987) en el que cada parte influye y es influida por la otra. En esta interacción reside la posibilidad terapéutica, ya que el reconocimiento consciente de la contratransferencia puede facilitar la empatía y el avance clínico (Bacal, 2017).
En la práctica psicoterapéutica, la contratransferencia puede manifestarse de diversas formas:
El trabajo clínico requiere que el terapeuta reconozca, interprete y elabore estos sentimientos para no actuar impulsivamente. Según Corveleyn (1997), el dominio de la contratransferencia no implica reprimirla, sino transformarla en conocimiento útil.
Un ejemplo clásico es el caso de Mara, descrito por Bacal (2017), en el que la resonancia emocional entre analista y paciente —ambos marcados por experiencias de pérdida— permitió una comprensión más profunda del dolor compartido, impulsando el proceso terapéutico.
En la psicología contemporánea, la contratransferencia trasciende el marco exclusivo del psicoanálisis. Aunque las escuelas cognitivas o conductuales no la incluyen en su modelo teórico, algunas corrientes integrativas y humanistas la reconocen como parte del vínculo terapéutico y la empatía profesional.
Sin embargo, desde una perspectiva empírica, estos conceptos carecen de validación objetiva y se sitúan más en el ámbito subjetivo y fenomenológico que en el científico experimental. Por ello, su valor reside principalmente en el autoconocimiento del terapeuta y en la ética del acompañamiento clínico.
El análisis de la contratransferencia permite al terapeuta:
La contratransferencia representa un espejo emocional del terapeuta ante el paciente. Su adecuada gestión requiere autoconocimiento, análisis personal y supervisión constante.
De obstáculo técnico pasó a ser considerada una vía de acceso a la comprensión profunda del vínculo terapéutico, constituyéndose en un eje esencial de la práctica psicoanalítica y relacional moderna.
Bacal, H. A. (2017). Más allá de la transferencia y contratransferencia: La especificidad diádica del proceso psicoanalítico. Clínica e Investigación Relacional, 11(2), 246–257. https://doi.org/10.21110/19882939.2017.110203
Corveleyn, J. (1997). Acerca de la contratransferencia: ¿Obstáculo o instrumento? Revista de Psicología de la PUCP, XV(2), 159–173.
Freud, S. (1910). Las perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica. En Obras completas (Vol. XI). Amorrortu Editores.
Heimann, P. (1950). On counter-transference. International Journal of Psychoanalysis, 31, 81–84.
Searles, H. (1979). Countertransference and related subjects: Selected papers. International Universities Press.
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