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El vínculo emocional entre un bebé humano o un animal joven y su figura materna, paterna o cuidador; se desarrolla como un paso para establecer seguridad.
El vínculo emocional entre un bebé humano o un animal no humano joven y su figura materna, paterna o cuidador; se desarrolla como un paso para establecer un sentimiento de seguridad y se demuestra por la calma en presencia de los padres o cuidadores.
Este vínculo determina como el niño percibe la disponibilidad y protección de su principal figura, como expresa y regula sus propias emociones y en un futuro podrá a su vez determinar las expectativas que el infante va desarrollar sobre las relaciones afectivas con otras personas.
El apego se considera una necesidad fundamental del ser humano y es esencial para el desarrollo saludable y el bienestar emocional. Los niños que tienen una relación de apego segura con sus cuidadores se sienten protegidos y seguros, y esto les permite explorar el mundo de manera más confiada y segura.
Los niños que no tienen una relación de apego segura pueden tener dificultades para establecer relaciones saludables con otros, así como para regular sus emociones y comportamientos. El apego también puede ser un tema de estudio en la psicología adulta, ya que las relaciones de apego que establecemos en la infancia pueden tener un impacto en nuestras relaciones y en nuestro bienestar emocional a lo largo de toda la vida.
Se observa a niños que se sienten confiados en el cariño, la disponibilidad y la protección del cuidador, debido a que la respuesta de este ha sido estable y continua en el tiempo, es un cuidador que además ha sido, mentalizador y regulador en instancias de estrés. Estos niños son directos al momento de expresar su malestar, al momento de aproximarse al cuidador en búsqueda de contención y regulación. Además, busca mantener el contacto con el adulto hasta que se sienta tranquilo, luego de calmarse no se queda aferrado a él, logra volver a jugar y a explorar.
Los adultos con apego seguro se caracterizan por ser abiertos, seguros, y con una autoestima alta, ya que logran apreciar aspectos positivos tanto de ellos como del resto, junto con mayor apertura cognitiva que el resto de los estilos de apego. Respecto a sus relaciones interpersonales, no muestran mayores dificultades ya que consideran a su figura de apego (pareja) como disponible y accesible, otorgándoles un sentido de confianza básico para llevar una relación saludable, tienen experiencias felices a base de confianza, mantienen una visión objetiva respecto al amor y las relaciones de pareja, lo que les permite mantener noviazgos satisfactorios y a largo plazo.
Se logran apreciar a niños que se sienten inseguros con los adultos, especialmente en momentos de estrés, por lo que tienden a evitar el contacto físico y la libre expresión de su malestar. Los cuidadores, suelen castigar, inhibir las expresiones de estrés y fomentar la independencia. Estos niños no expresan su estrés y se esfuerzan por no ser una molestia, por lo que no expresan los eventos negativos que les ocurren, además, evitan el contacto con el cuidador en momentos de estrés, por lo que buscan la forma de calmarse solos, suelen ser niños que se alejan de sus cuidadores mostrando mayor independencia, mientras son bebes no lloran demasiado y se acostumbran a estar relativamente solos. Niños con estilo evitativo pueden verse como “sobreadaptados”, controlados y autónomos para su edad.
Durante la adultez el apego evitativo puede presentarse de dos formas, como apego evitativo alejado y como apego evitativo temeroso, en el primero las personas se caracterizan por el distanciamiento afectivo y por mostrar alta autoeficacia y valoración al logro, cuestión que les permite mantener estabilizado su equilibrio emocional, este mecanismo de defensa le ayuda a evitar el rechazo que pudiese experimentar, ya que las personas con apego evitativo alejado llevan un modelo mental positivo de sí mismo, pero negativo de los demás, lo que los lleva a poner a las relaciones interpersonales en segundo lugar, centrándose en áreas de su vida profesional que le permitan acceder al éxito y al perfeccionismo.
Mientras que las personas con apego evitativo temeroso, pueden ser dependientes, a diferencia del anterior, poseen un estilo mental negativo tanto de los otros como de sí mismo, sin embargo, al igual que el apego evitativo alejado muestran una constante incomodidad por la intimidad y las relaciones, buscan la aprobación de otros, cuestión que les ayuda a tener nociones más positivas de sí mismo, permitiéndoles así llevar un estado de seguridad. Muchas veces, prefieren alejarse para no ser rechazados, este temor, lo lleva a mantener una red social mínima, que se define por relaciones no satisfactorias. Este tipo de relaciones junto con el bajo autoconcepto, baja tolerancia a la frustración, pesimismo y pensamiento negativo pueden llevar a estas personas a la soledad y a padecer depresión. En cuanto a las relaciones de pareja, estas personas no se comprometen y tienen ideas negativas sobre el amor, así mismo, al momento de verse en una relación tienden a ser celosos y a llevar menos expresión emocional y coherencia durante la relación con otro.
Los niños con este estilo de apego se sienten inseguros y ambivalentes en cuanto a la expresión de su malestar, es por ello que en las situaciones de estrés pueden aferrarse a su figura de apego, pero demostrar frustración y enojo, lo que provoca una descoordinación y un conflicto en su relación de apego. Por otro lado, las figuras de apego suelen mostrarse ansiosas e inseguras al momento de regular el estrés, por lo que su respuesta puede varias entre el cariño y el enojo de manera poco coherente. Estos niños tienden a expresar su malestar de formas intensas y a veces exagerada, con frustración, impotencia y enojo, suelen sentir incertidumbre frente a la respuesta del adulto, por lo que evitan alejarse de ellos. Suelen ser niños que no disfrutan de los contextos nuevos y pueden llegar a mostrar una conducta de resistencia hacia el adulto, llorando, pero mostrándose resistentes a ser alzados en brazos o contenidos. Pueden expresar su estrés de una forma intensa, con pataletas y llantos excesivos, ya que, así logra una respuesta coherente en el cuidador.
Las personas adultas con apego ambivalente, se caracterizan por presentar ideas inseguras respecto a la disponibilidad de sus parejas y falta de valía personal, que los lleva a mostrar con frecuencia una actitud dependiente hacia otro, llevándolos a actuar en base a lo esperado por el grupo que los rodea, a pesar de esta constante actitud complaciente, los sujetos no se logra sentir lo suficientemente queridos, esta constante insatisfacción que deriva de su modelo mental, los hacer creer que a pesar de sus esfuerzos serán abandonados o rechazados, lo que los llevaría a ser altamente susceptibles a las críticas entregadas por el resto, en especial a sus figuras de apego. De esta forma se ve que, en cuanto a sus relaciones de pareja, las personas con un apego ambivalente tienden a ser más celosos, obsesivos y con altos niveles de ansiedad, manteniendo una preocupación obsesiva y dependencia hacia su pareja.
Estos niños suelen sentirse inseguros, presentan miedo, confusión, desprotección y niveles muy altos de estrés con el adulto. Esto forma parte de la expresión del niño por no haber podido desarrollar un apego coherente. Los cuidadores de estos niños no les brindan seguridad y protección, además presentan conductas inadecuadas, transformándose así en una fuente de estrés para el niño. Estos niños pueden mostrar cambios de humor extremos, en ocasiones no saben si acercarse o alejarse del adulto en momentos de estrés, pueden llegar a presentar autolesiones y agresión a sus pares. Frente al adulto pueden mostrar conductas vinculadas al miedo, evitación e inhibición con el fin de no provocar una respuesta hostil de parte del cuidador
El apego desorganizado en adultos puede expresarse a través de problemas psicológicos. Estas personas se caracterizan, específicamente, por necesitar cercanía física, sin embargo, al mismo tiempo generan una distancia mental y desregulación afectiva, buscan cuidar del resto y agradar al mismo tiempo.En las relaciones amorosas estas personas tienden a mostrar baja satisfacción y malestar ante la intimidad, con frecuencia inhiben sus necesidades de apego mostrándose indiferentes ante la contención emocional, lo que provocaría una constante insatisfacción ante sus noviazgos.
Fuentes:
Lecannelier, F. & Fonagy, P. (2006). Apego e Intersubjetividad: Influencia de los vínculos tempranos en el desarrollo humano y la salud mental. (1.a ed., Vol. 1). LOM Ediciones.
Lecannelier, F. & Lyons-Ruth, K. (2009). Apego e intersubjetividad: Influencia de los vínculos tempranos en el desarrollo humano y la salud mental (1.a ed., Vol. 2). LOM Ediciones.
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