Mg. Ps. Sophia Bugueño Sierra
Psicóloga Clínica Infantojuvenil, Universidad de Concepción. Máster...
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¿Te has preguntado alguna vez sobre los diferentes tipos de Trastornos de la Conducta Alimentaria? En este artículo, exploraremos más a fondo el mundo de los TCA y descubriremos cómo se lleva a cabo su tratamiento con la ayuda de profesionales especializados.
En los últimos 18 años hemos presenciado un preocupante aumento en la incidencia de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) a nivel global. Según un estudio realizado por Galmiche y colaboradores en 2019, la prevalencia de estos trastornos se ha duplicado, pasando del 3,4% al 7,8% de la población entre los años 2000 y 2018. Este incremento plantea importantes desafíos en el ámbito de la salud y destaca la necesidad de comprender qué hay detrás de cada caso.
Quédate a leer este artículo de Adipa para conocer con mayor detalle los TCA.
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) o “Trastornos Alimentarios y de la Ingestión de Alimentos”, como son mencionados en el último Manual Diagnóstico y Estadístico de Enfermedades Mentales (DSM-V), son las enfermedades de salud mental con las tasas más elevadas de mortalidad.
Muchas veces existe la creencia de que los trastornos de la conducta alimentaria son enfermedades físicas y/o nutricionales, sin embargo, el origen de estos trastornos es mental, donde el control por la comida, el peso y la imagen corporal son sólo síntomas de otros aspectos que están sucediendo en la vida de la persona, menciona la especialista Mg. Ps. Sophia Bugueño.
Los TCA se caracterizan por una alteración en los patrones alimentarios de las personas y en su comportamiento, con consecuencias en la salud física y el funcionamiento psicológico y social de la persona.
Estos comportamientos pueden tener consecuencias graves, llegando incluso en situaciones extremas a contemplar el suicidio como una opción.
Es importante entender que los TCA son trastornos complejos y multifactoriales, influenciados por diversos factores como el entorno familiar, social y cultural. Esta comprensión más amplia ayuda a abordar estos trastornos desde una perspectiva integral, reconociendo la interacción de múltiples factores en su desarrollo y tratamiento.
📍Continua leyendo: trastornos mentales más comunes.
Existen diversos tipos, sin embargo, el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-5 reconoce la Anorexia Nerviosa, la Bulimia Nerviosa, el Trastorno por Atracón y otros trastornos de la conducta alimentaria no especificados.
No obstante, en la práctica clínica, se han reconocido otros trastornos tales como: vigorexia, ortorexia, permarexia y fatorexia.
Se caracteriza por una notable restricción en la ingesta de alimentos, lo que resulta en un peso corporal debajo de lo saludable en relación a la edad, el sexo, el curso del desarrollo y la salud física. Asimismo, existe un miedo intenso a ganar peso, o hay un comportamiento persistente que interfiere en el aumento de peso.
Por otra parte, hay una alteración en la manera en que cada persona percibe su propio peso o constitución.
Existen dos tipos de anorexia nerviosa: la restrictiva y la purgativa.
Corresponden a atracones con respuestas compensatorias como vómitos autoinducidos, medicamentos para bajar de peso, uso excesivo de laxantes, entre otros. Esto, acompañado de una sensación de falta de control sobre lo que se consume durante un episodio.
De acuerdo a los criterios diagnósticos, los atracones y comportamientos compensatorios inapropiados se producen al menos una vez a la semana durante 3 meses.
Son episodios de atracones que se relacionan con comer sin hambre, de manera rápida y sin control, hasta llegar a sentirse incómodamente lleno/a. Estos episodios pueden provocar culpa, depresión, ansiedad, vergüenza, etc.
De acuerdo a los criterios diagnósticos los episodios se caracterizan por:
Abordar los TCA debe tener un conjunto de estrategias y servicios que ayuden a la persona que esta viviendo este trastorno.
No hay un tratamiento único y estándar para los TCA, depende de cada trastorno y de los síntomas que presenta la persona. Además, es importante considerar si hay algún otro trastorno comórbido, menciona la profesional.
A pesar de ello, el tratamiento debe ser multidisciplinar, conformado por diversos especialistas, debido a las consecuencias que generan en las distintas áreas de las personas. Debe incluir un psicólogo/a especialista, nutricionista, psiquiatra, un/a profesional médico y terapia familiar, pues es recomendable que los tutores participen activamente del tratamiento.
En este sentido, el tratamiento debe abordar otras complicaciones y no únicamente aspectos relacionados con el peso y la alimentación. Por el contrario, la conducta alterada con la comida es sólo un síntoma de otros aspectos que son importantes de trabajar.
Si sucede que él o la paciente no presenta mejorías en el tratamiento ambulatorio, será necesaria la hospitalización.
Es relevante mencionar que al comienzo del tratamiento se recomienda entregar información psicoeducativa respecto a la patología, su sintomatología y el proceso que se llevará. acabo. Del mismo modo, hay que tener en consideración que en muchos casos existe una falta de conciencia de enfermedad, por lo tanto, este será uno de los primeros objetivos a trabajar.
Por otro lado, en algunas ocasiones es necesario complementar la intervención con tratamiento farmacológico.
Dentro de los aspectos más importantes durante el tratamiento se encuentra:
Asimismo, se debe trabajar los pensamientos y conductas obsesivas, mejorar el estado de ánimo y sintomatologías comórbidas, como ideaciones suicidas, depresión, ansiedad, entre otras.
📲La detección temprana y el tratamiento son importantes para una recuperación de los Trastornos Alimentarios. Si tiene sospecha o alguien cercano/a de TCA, comuníquese inmediatamente con su médico de respaldo.
Hoy en día es de suma relevancia hablar y reflexionar sobre la cultura de dietas que existe en nuestra sociedad. Con la utilización de las redes sociales y la sobre-información que existe entorno a ello, provoca que muchas personas se mantengan influenciados a seguir tendencias dietéticas que pueden resultar peligrosas para la salud física y mental.
Es esencial tomar conciencia de cómo estas presiones externas pueden afectar la percepción del cuerpo y la relación que tiene cada persona con los alimentos. Frente a ello, la experta Mg. Ps. Sophia Bugueño entrega 11 recomendaciones para dejar atrás la cultura de las dietas.
Cuando moralizas los alimentos los clasificas en buenos y malos, en saludables y chatarra. Cada vez que consumas un alimento que consideras como “malo” o como “chatarra” sentirás culpa o que estás haciendo algo que no deberías. Recuerda que ningún alimento es bueno o malo por sí solo.
Deja de seguir en tus redes sociales cuentas de personas que hablan constantemente sobre dietas, calorías o alimentos prohibidos, o que solo fomentan una mala relación con tu cuerpo o que te compares constantemente.
Deja de poner el foco en tu cuerpo, en querer cambiar algo porque “no está bien”. Acepta el cuerpo que tienes ahora en lugar constantemente buscando ese ideal que construiste por la cultura de la dieta.
La cultura de la dieta nos ha inculcado el ejercicio como un medio para cambiar nuestro cuerpo, como una forma de compensación o de castigo según la manera en que te alimentas. Recuerda, el ejercicio mejora tu estado de ánimo, reduce el estrés, mejora tu sueño, reduce el riesgo de enfermedades cardiacas etc.
Cuando estamos constantemente sometidos/as a dietas, cuando continuamente la cultura de la dieta nos dice qué comer, cuánto comer y de qué forma hacerlo, nos desconectamos de nuestro cuerpo. Comenzamos a alimentarnos según de acuerdo a lo que esta cultura nos enseña y dejamos de escuchar las necesidades de nuestro cuerpo: qué quiere comer, cuánto quiere comer, cuándo quiere comer. Aprende a escuchar tus señales de hambre y saciedad.
Crecemos y nos desarrollamos en esta cultura, nuestro entorno crece y se desarrolla en esta cultura y esto puede generar dificultad para salir de esta cultura. Busca ayuda en profesionales que promuevan la alimentación consciente, la alimentación intuitiva, que puedan trabajar con tus creencias, que tengan un enfoque no pesocentrista y que puedan sanar la relación que tienes contigo, el espejo, la comida y todo lo que ha instaurado la cultura de la dieta.
La cultura de la dieta promueve la auto crítica y el odio a uno/a mismo/a. Cultivar la autocompasión y un autoestima positivo ayudará a trabajar la relación que tienes contigo, sanando la relación que tienes con tu cuerpo y la comida, te ayudará a tratarte con respeto y amabilidad sin autoexigencias excesivas.
Cualquier práctica de comparación solo te hará caer en un circulo vicioso de frustración, de sentirte mal contigo mismo/a, de seguir buscando un ideal impuesto por la cultura de la dieta o por otros/as y probablemente nuevamente caigas en la cultura de la dieta. Recuerda enfocarte en ti, en tu proceso y en lo que tu cuerpo necesita HOY, no ayer, ni mañana.
La cultura de la dieta nos hace creer que comer es fuerza de voluntad y que para cambiar nuestro peso debemos comer de manera controlada y con fuerza de voluntad. Comienza a cuestionar esta creencia, ninguna de estas dos cosas es algo que puedas mantener a largo plazo, puede que incluso lo puedas probar a través de todas las dietas restrictivas que has hecho. En lugar de creer eso, busca comer de manera equilibrada.
Cambia la visión que tienes sobre la salud, el peso no necesariamente va a definir la salud de una persona. Enfócate en comportamientos y hábitos de salud que generen bienestar a tu cuerpo, donde la pérdida o aumento de peso sean neutral. Busca mejorar tu salud a través del equilibrio, tu bienestar y no en la pérdida del peso.
Fomenta la atención plena y céntrate en el ahora, cuando priorizas como quieres sentirte HOY, comienzas a escuchar tu cuerpo y lo que necesita, a conectar con él y su bienestar.
👉🏽Lee más sobre cómo prevenir los trastornos de conducta alimentaria.
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