Valentina Garrido
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En esta noticia de Adipa, abordamos diversas temáticas en torno a la utilización de tecnologías en psicoterapia, junto al destacado y reconocido Dr. Andrés Roussos. En ella, reflexionamos sobre el uso de la Inteligencia Artificial, los estudios actuales de Psicología, y además, sobre su presidencia actual en la SPR (Society for Psychotherapy Research).
Andrés Roussos, doctor en psicología clínica de la Universidad de Belgrano, Argentina, actualmente es el presidente de la SPR (Society for Psychotherapy Research), una entidad internacional y multidisciplinaria enfocada en fomentar el avance del conocimiento en psicoterapia.
El Dr. en psicología tiene una destacada experiencia en tecnología y psicoterapia, por lo que se ha encargado de dirigir y compartir su conocimiento en variadas universidades, instituciones e investigaciones por todo el mundo.
Hoy en día, además de liderar la SPR, es director de LIPSTIC, un grupo de investigación que trabaja con diversos entrelazamientos de la ciencia psicológica y la tecnología.
La SPR o Sociedad para la Investigación en Psicoterapia es una entidad fundada en el año 1968 en San Francisco, que nace con el objetivo claro de impulsar el conocimiento y la investigación en el área de la psicoterapia. Desde ese entonces, la sociedad se ha centrado en crear espacios de diálogo e investigación, donde investigadores de diversas disciplinas pueden compartir sus hallazgos y debatir teorías para avanzar en prácticas terapéuticas.
Actualmente son más de 1.300 personas de más de 28 países y existen cuatro capítulos regionales: Norteamérica, Latinoamérica, Europa y Reino Unido. En el caso del segundo, fundado en 1992 en la ciudad de Mendoza, su liderazgo recae en el Dr. Andrés Roussos, quien señala que es una alegría enorme dirigir la SPR.
“Para mí es una alegría enorme poder dirigir la SPR. Una sociedad que no sólo se enfoca en si la psicoterapia es eficaz o no, sino que también se enfoca en cómo se construye y qué elementos la componen”, dice Roussos.
A pesar de que la sociedad tiene un alcance global, Roussos destaca un desafío pendiente, “Tal vez nuestro único faltante es África. Justamente en este momento estamos haciendo un esfuerzo muy grande para incorporar miembros e investigación relevante sobre salud mental en ese continente”.
En su visión, el líder destaca el papel de Chile como modelo a seguir: “De la mano de Mariana Krause han logrado que la investigación en psicoterapia y salud mental influya en acciones gubernamentales. Es un ejemplo que tendré muy en cuenta”.
En esta misma línea, el experto plantea que el desafío además radica en que la SPR sea un lugar más amigable para quienes estudian. Por ejemplo, que en los congresos internacionales se ofrezcan guardería de niños. Una simple acción que puede hacer la diferencia para muchos jóvenes.
Con más de 25 años de experiencia en la fusión de psicoterapia y tecnología, el profesional aporta un enfoque fresco y profundo sobre su integración en la actualidad.
“La psicoterapia es una tecnología en sí misma”, comenta Roussos. “Desde Freud, cada estrategia de trabajo en psicoterapia requiere un soporte tecnológico. Ya sea el simple interruptor de luz en nuestra oficina o las plataformas digitales que usamos para comunicarnos con los pacientes”.
Mientras las apps y las plataformas, como WhatsApp, se convierten en medios de intervención en la terapia, Roussos destaca la creciente presencia de tecnologías diseñadas específicamente para el ámbito terapéutico. Desde prácticas de Mindfulness hasta registros y relajación, la tecnología sigue ampliando su papel en el mundo de la psicoterapia.
Sin embargo, surge la pregunta: ¿pueden las IA o chats reemplazar a los psicoterapeutas? “No lo harán. Pero definitivamente ocuparán un espacio”, responde Roussos. De acuerdo a ello, las cifras son reveladoras. Estudios científicos señalan que una tercera parte de la población con problemas de salud mental no reciben ayuda adecuada. En este sentido, “las nuevas tecnologías podrían ser la primera línea de intervención. Una herramienta masiva y rápida que alivia el malestar psicológico”, explica el Dr.
“Siguiendo una visión propuesta por Aron Beck (psiquiatra) hace dos décadas, la tecnología actúa como una primera línea de defensa, guiando a los individuos hacia la ayuda especializada. Tras ello, lo que remarca el Dr. es que no se busca reemplazar, sino sumar herramientas y aportar soluciones.
No obstante, no todo es color rosa, como muchos dirían, Roussos advierte la proliferación de aplicaciones móviles de salud mental sin base científica. “Se estima que existen más de 40.000 de estas apps y menos del 10% cuenta con evidencia respaldada. Muchas son meros intentos comerciales que, en lugar de ayudar, podrían estar recopilando datos confidenciales”. Frente a esto, destaca la necesidad de reconocer y diferenciar entre tecnologías beneficiosas y aquellas potencialmente riesgosas.
“Como todo lo hermoso, tiene su lado oscuro (…) Es vital que seamos conscientes y responsables en la integración de la tecnología en la psicoterapia”, concluye Roussos.
Aún cuando pensemos que la globalización es parte de las mayorías de las regiones del mundo, hay que ser conscientes de que existen diversas maneras, de acuerdo a cada cultura y lugar, de abordar la psicoterapia, especialmente en el contexto de integración tecnológica. “La psicoterapia está profundamente influenciada por fenómenos culturales, no solo en teoría sino también en la vivencia”, comienza Roussos.
“En Australia, por ejemplo, el avance en la inclusión de tecnologías en salud mental es notable. Con vastas extensiones geográficas, pocos profesionales en salud mental pero una robusta economía, la adopción tecnológica en salud mental se ha convertido en una solución natural y eficaz”, señala el Dr. En este sentido, agrega que Australia es posiblemente el líder mundial en esta área, fusionando geografía, cultura y economía para crear un sistema funcional.
Por su parte, la adopción de tecnología en salud mental en países Latinoamericanos no es homogénea. Aunque se valora la terapia presencial, Roussos enfatiza que la tecnología y la interacción cara a cara son complementarias. No se debe depender exclusivamente de una modalidad: ambos enfoques son esenciales para la salud mental.
Por otro lado, gracias a la popularización de herramientas como chat GPT, nos abocamos en el uso de IA en psicoterapia. Respecto a ello, el Dr. sostiene que a pesar de que nos encontremos fascinados actualmente por este tipo de herramientas, es crucial recordar que este avance es el resultado de años de desarrollo.
“La Inteligencia Artificial se basa en procesos matemáticos y estadísticos y su funcionamiento actual es el reflejo de la mente humana(…) Los algoritmos constituyen el núcleo de la IA. Términos como “machine learning” y “deep learning” son solo algunas de las técnicas que impulsan estas máquinas”.
Asimismo, advierte sobre la viabilidad de la IA, pero con precaución. “La IA puede reflejar nuestras cualidades humanas, incluyendo sesgos y errores. Aunque se ideó originalmente para superar las limitaciones humanas, la IA moderna se ha diseñado para pensar más como nosotros, heredando así nuestros prejuicios y fallos”.
Finaliza, enfatizando en que la clave es utilizar IA con conciencia, considerando sus limitaciones inherentes.
Sabemos que luego de la pandemia del Coronavirus, la mayoría de universidades e instituciones adoptaron la manera de estudiar online. En este sentido, las personas han sido más conscientes de la ayuda que generó el desarrollo de estas herramientas.
De acuerdo a ello, surge una pregunta: ¿por qué en las mallas curriculares de carreras como Psicología aún no hay asignaturas dedicadas al uso de aparatos electrónicos?
Roussos, señala que el contenido relacionado con tecnología debiera estar presente y ser central en la formación de futuros psicólogos. “La incorporación de la tecnología en la formación de los psicólogos no es una opción, es una necesidad”.
El especialista, propone que en primera instancia, se debería ofrecer un curso específico sobre la utilización de tecnología en salud mental. En esta misma línea, comenta que a largo plazo todos los cursos deberían incluir componentes tecnológicos para reflejar la realidad de la práctica moderna.
“Es desconcertante que, en nuestra región, aún no veamos cursos establecidos en la malla curricular de pregrado y posgrado que aborden directamente este tema. Aunque hay iniciativas, estas son fragmentadas y no llegan a representar la verdadera importancia de la tecnología en el campo de la psicoterapia”, agrega Roussos.
Las nuevas tecnologías han abierto un mundo lleno de posibilidades y desafíos, por lo que Roussos arroja luz sobre las inquietudes emergentes. “La realidad de la información clínica que maneja un terapeuta de hoy no se compara con la de 30 años”, advierte el doctor en psicología.
En su análisis hace un recuento de las 4 desafíos pendientes:
Roussos propone un esfuerzo conjunto para abordar estos desafíos, con una especial urgencia en formar y capacitar a los profesionales actuales. “No solo se trata de incorporar cursos en las mallas curriculares, sino también de perfeccionamiento para quienes ya ejercen”, sostiene. Su mensaje final es claro: “Debemos estar alertas y prepararnos para asegurar una práctica segura y ética en la era digital”.
El horizonte tecnológico en el campo de la salud mental promete cambios radicales y sorpresas inesperadas. Roussos ve el futuro con entusiasmo y curiosidad. “Esto que estamos presenciando es apenas el comienzo de una revolución tecnológica que nos traerá herramientas increíbles”, dice. Si bien reconoce la posibilidad de mal uso y los desafíos que surgirán, su enfoque está en el potencial positivo que estas innovaciones pueden aportar.
“Sin duda habrá tropiezos en el camino, desafíos que enfrentar y adaptaciones que hacer”, advierte, “pero estoy convencido de que, en general, las tecnologías serán aliadas en la mejora de la salud mental humana”.
El experto invita a los profesionales y a la sociedad en general a abrazar los cambios con una mente abierta, pero siempre con un ojo crítico. “El aprendizaje y la adaptación serán constantes, pero tengo fe en que, en una década, contaremos con recursos mucho más efectivos y amplios para abordar los desafíos de la salud mental”. Es una visión de un futuro más brillante, donde la tecnología y la humanidad trabajan juntas hacia el bienestar.
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