Índice
- ¿Cuándo se interviene con el juego?………19:05
- Juegos terapéuticos……….26:56
- ¿Jugamos?………38:17
¿Cuándo se interviene con el juego?
[19:05] Estamos discutiendo cómo y quién debería intervenir en el juego de los niños, y cuándo es apropiado hacerlo. Esto aplica a todas las edades y no depende del contenido del juego. A menudo, cuando trabajo con familias, observo que tienden a intervenir muy rápidamente en el juego de sus hijos en lugar de permitirles expresarse libremente.
A veces, los padres imponen estructuras de organización o intervienen para “salvar” a los personajes del juego. Quiero destacar una señal de precaución aquí: deberíamos ser cautelosos al intervenir en el contenido del juego. No digo que no debamos hacerlo, sino que es interesante poder observar e involucrarnos en el juego, ser un participante más, estar en el mismo nivel que el niño de cuatro años.
Como adultos, terapeutas y profesores, tenemos una visión doble. Somos parte del juego, y a la vez estamos analizando su contenido. Cuando somos parte del juego, es crucial permitir que todos los aspectos se expresen, independientemente del tipo de juego. Si un niño quiere “estrangular” a alguien en el juego, debemos observar porque está expresando algo. Aún no sabemos qué, pero estoy convencido de que el 99.99% de los niños conocen la distinción entre la fantasía y la realidad. Saben que a través del juego pueden hacer ciertas cosas que no se permiten en la realidad.
Juegos terapéuticos
[26:56] Las actividades que vamos a discutir hoy están diseñadas para fortalecer el desarrollo de habilidades terapéuticas y educativas a través de la comprensión de los efectos del juego en las relaciones familiares. A modo de introducción, mencioné una serie de juegos terapéuticos que presentan varias preguntas que abordamos de manera lúdica, utilizando materiales concretos para mantener el enfoque. Esto es útil para evitar desviarnos hacia quejas o temas no relacionados.
Al hablar con los adultos sobre sus necesidades infantiles, podemos traer a la luz importantes momentos de aprendizaje y crecimiento. Por ejemplo, el caso de Elizabeth, que aprendió a andar en bicicleta y sintió seguridad cuando su padre estaba cerca, pero se cayó cuando él no estaba. Podemos utilizar esta experiencia como una metáfora para hablar de situaciones de vida en las que nos sentimos seguros en compañía, pero vulnerables cuando estamos solos.
Las experiencias personales, como la de Elizabeth, son valiosas y podemos utilizarlas para establecer conexiones con los niños. Por ejemplo, imaginemos que Elizabeth tiene un par de hijos. Podríamos preguntarles: “¿Alguna vez se sintieron seguros en compañía de su madre y luego vulnerables cuando ella no estaba cerca?”. Esta es una forma de traer a la conversación experiencias que todos puedan comprender.
Por lo tanto, jugamos con las palabras, con los recuerdos, traemos al presente la infancia de los padres para conectarla con la infancia o adolescencia de sus hijos. En estas conversaciones, buscamos establecer un diálogo transversal. Aunque existen jerarquías debido a la edad y a las responsabilidades de los padres, cuando jugamos, esas jerarquías desaparecen. Todos nos encontramos en igualdad de condiciones, salvo en los juegos de rol, donde se entiende que es solo un juego y las jerarquías se establecen como parte del contrato implícito del juego.
¿Jugamos?
[38:27] Vamos a explorar la pregunta central: ¿jugamos? ¿Quién hace la pregunta? ¿Los niños o los adultos? Para ayudar a responder esto, voy a leer un cuento cuya portada ya sugiere distintos tipos de juegos y plantea la pregunta clave: ¿jugamos?
Esta pregunta es una invitación muy abierta para ver si nos responden con un “no” o un “sí”. Por lo tanto, esta simple propuesta, “jugamos”, formulada como una pregunta, puede abrir distintos caminos. Cuando preguntamos “¿qué juegos te gustan?”, ya estamos recreando el juego porque estamos evocando un recuerdo, o al menos proyectándolo hacia el futuro para que el juego forme parte de una relación futura.
Hasta ahora, hemos preguntado “¿a qué te gusta jugar?”, pero también podemos preguntar “¿jugamos?” o “¿a qué te gustaría jugar?”. De este modo, extendemos la línea del tiempo y nos anticipamos a jugar con alguien a un juego específico, lo que puede generar motivación.
Crear y diseñar el juego puede también sugerir que el juego sea voluntario, quizás competitivo o no. Cualquier tipo de juego es válido, pero es importante recordar que si nos inclinamos demasiado hacia un tipo de juego, podríamos perder los beneficios de los demás.
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