WAIS-IV y la teoría Cattell-Horn-Carroll: ¿Son suficientes 4 índices principales...
Por Mg. Ps. Hermann Thomas Ehrenfeld
[5:34] Reflexionemos acerca de lo que debemos considerar en relación a la muerte. La muerte tiene un lugar en un contexto social, en el cual existen organizaciones e instituciones. Además, se da en un contexto de significados y definiciones personales, así como en un contexto de roles, interacciones y significados. Nosotros debemos analizar esto desde el día en que interactuamos con el paciente y su familia, ya que cada uno de ellos tiene un significado acerca de lo que la enfermedad oncológica eventualmente podría significar y lo que el final de la vida podría conllevar.
También existe una distinción entre el duelo y el luto. Habitualmente se dice que no estás viviendo tu luto, estás viviendo tu proceso. El luto hace referencia a las relaciones sociales y culturales, las expresiones externas psicoemocionales y conductuales ante el proceso y la muerte. Por ejemplo, los rituales como vestirse de negro o las visitas al ser querido en el cementerio tienen un significado especial. Si tenemos un espacio de conmemoración o de recordatorio, también forma parte de esta expresión.
El duelo, por otro lado, es la expresión interna que representa la vivencia subjetiva, personal y única en relación a la persona fallecida. La muerte puede ser una experiencia personal, pero también puede ser vivida como una experiencia colectiva por la familia o la comunidad. Se construye y se vincula con la propia historia.
Cuando nos encontramos frente a una persona que está experimentando dolor o pérdida reciente, debemos considerar que ese dolor o experiencia está relacionado con la construcción del cariño, apego o historia que tienen esas personas. En occidente, generalmente vivimos la muerte como algo catastrófico, algo fuera de lo normal, inesperado y que no se conversa abiertamente por temor a lo que se pueda vivir, expresar o por creencias personales o grupales.
[18:51]Tenemos manifestaciones psicoemocionales que estarán presentes, y muchos autores en la literatura las enmarcan en distintas dimensiones. En la dimensión física, se pueden experimentar síntomas como vacío en el estómago, molestias gastrointestinales, dolor muscular y taquicardia. También pueden presentarse trastornos del sueño, como insomnio o alteraciones en el patrón de sueño.
En cuanto al aspecto emocional, pueden surgir sentimientos de tristeza, desolación, desesperanza, culpa, depresión, rabia, impotencia o injusticia. En la dimensión cognitiva, pueden ocurrir cambios en el contenido del pensamiento, con predominio de pensamientos desagradables o pesimistas. Se puede experimentar distractibilidad, desorganización, dificultad para concentrarse y ralentización del pensamiento.
En la dimensión social, es común experimentar un aislamiento involuntario, debido al proceso de adaptación a los cambios y roles nuevos. Puede haber una pérdida del contacto con el mundo exterior y una disminución en el deseo de compartir con otras personas debido al vacío dejado por la persona fallecida.
En la parte conductual, pueden producirse cambios en los patrones de conducta, alteraciones en las rutinas, aumento del consumo de alcohol o drogas, e incluso cambios en la conducta alimentaria y la higiene personal.
En la esfera espiritual, pueden surgir cuestionamientos acerca de las propias creencias y cambios en la relación con la fe y la religiosidad. Se pueden experimentar dudas sobre el sentido de la vida, la muerte y la percepción de un posible castigo. Algunas personas pueden sentirse enojadas con Dios o atribuir la pérdida a su comportamiento pasado, lo que puede interferir en la elaboración del duelo y generar sistemas de creencias distorsionados.
[34:54] Tenemos consensuado que las etapas del duelo son cinco, según la definición y caracterización realizada por Elizabeth Kübler-Ross en los años sesenta y setenta. En general, las etapas del duelo son las siguientes:
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Por Mg. Ps. Hermann Thomas Ehrenfeld
Por PhD. Yamile García PhD. Mg. Ps. Felipe García
Por Mg. Ps. Naya Malnero
Por PhD(c). Mg. Ps. Rodrigo Mardones
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