Mg. Ps. Tomás Miño
Magíster en Psicología Clínica Infanto-Juvenil. Certificado como...
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Muchas personas a nivel mundial enfrentan el TOC en silencio, debido al pesado estigma social que lo rodea.
Si alguna vez te has preguntado qué es realmente el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) y cómo se aborda su tratamiento, este artículo es para ti. Te invitamos a profundizar en el tema y aclarar tus dudas. ¡Continúa leyendo!
A nivel global, se estima que entre el 2% y 3% de la población sufre de Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), una cifra notoriamente alta en comparación con otros trastornos de salud mental.
Lamentablemente, muchas personas con TOC esperan en silencio, llegando a tardar entre 14 a 17 años en encontrar ayuda eficaz. Esta considerable demora en recibir un tratamiento adecuado se debe en gran medida al estigma asociado con el trastorno.
El miedo al rechazo y a ser etiquetado como “loco” hace que muchos no se atrevan a pedir ayuda. Asimismo, se percibe una notable falta de especialistas en el tratamiento del TOC a nivel mundial, y esta carencia es aún más marcada en Latinoamérica.
El Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) es una afección de salud mental que puede manifestarse en individuos de cualquier edad, abarcando desde la infancia hasta la adultez. Este trastorno se distingue por dos componentes principales:
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El origen exacto del TOC aún es un misterio en el mundo científico. Sin embargo, se han propuesto algunas teorías al respecto:
Actualmente, se está llevando a cabo una de las investigaciones más extensas a nivel global sobre la herencia genética del TOC, enfocándose especialmente en la población latina.
El TOC presenta síntomas que pueden ser obsesivos y compulsivos. Las obsesiones son pensamientos intrusivos que generan angustia y malestar en la persona, a menudo opuestos a sus valores fundamentales.
Por otro lado, aunque las manifestaciones compulsivas más evidentes son comportamientos repetitivos, como lavarse las manos constantemente, evitar pisar las líneas en la acera o repetir ciertas palabras o frases, también hay compulsiones mentales. Estas pueden incluir actos como rezar en silencio o repetir palabras en la mente para neutralizar pensamientos negativos.
Es crucial señalar que, aunque las compulsiones motoras son las más notorias, no debemos pasar por alto las compulsiones mentales. El TOC puede manifestarse en cualquier etapa de la vida, desde la infancia hasta la adultez. De hecho, puede surgir en niños tan pequeños como de cuatro o cinco años, por lo que es vital estar alerta a los síntomas desde una edad temprana.
Este trastorno se manifiesta en diversas formas, y aquí hay algunos ejemplos:
Estas son solo algunas de las múltiples manifestaciones. Es esencial comprender que las obsesiones y compulsiones no necesariamente reflejan los deseos o intenciones reales de la persona.
El tratamiento del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) se divide en dos áreas principales:
Se ha demostrado que la terapia cognitivo-conductual, en particular la técnica de Exposición y Prevención de Respuesta (EPR), es una de las más eficaces para abordar el TOC. Esta terapia cuenta con amplia evidencia gracias a investigaciones científicas, respaldando su eficacia y es adecuada para niños, adolescentes y adultos.
La terapia tiene como objetivo confrontar los pensamientos obsesivos, evitando que el paciente realice las compulsiones. A través de este proceso, se busca que el paciente reconozca y comprenda que sus pensamientos no tienen el poder de alterar la realidad. Por ejemplo, si un individuo cree que algo positivo ocurrirá al tocar un objeto tres veces, la terapia lo desafiará a no realizar dicha acción, mostrándole que un pensamiento es simplemente eso: un pensamiento.
Aunque puede ser efectivo para reducir los niveles de angustia, se sugiere acudir a la industria farmacéutica principalmente en casos de TOC severo. Para casos leves o moderados, se recomienda enfocarse principalmente en la psicoterapia. No obstante, en ciertas circunstancias, el tratamiento psicológico puede complementarse con medicación para maximizar su efectividad.
Es esencial entender que el tratamiento busca enseñar al paciente que sus pensamientos obsesivos no tienen la capacidad de influir en la realidad. Así, poco a poco, el paciente aprende a desvincularse de las compulsiones y enfrentar sus obsesiones de manera más saludable.
El diagnóstico del TOC se realiza de forma clínica y es llevado a cabo por profesionales especializados, ya sea un psicólogo o psiquiatra.
Para respaldar y detallar el diagnóstico, se utilizan escalas que evalúan la severidad de los síntomas. Es esencial que se identifiquen obsesiones y/o compulsiones en el paciente. Estas obsesiones o compulsiones deben ser lo suficientemente intensas como para ocupar varias horas al día y provocar una interrupción significativa en la rutina diaria del individuo.
El tratamiento farmacológico a menudo incluye medicamentos antidepresivos, específicamente los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Estos fármacos han demostrado ser efectivos con propiedades antiobsesivas. Es primordial que estos medicamentos sean recetados y supervisados por un psiquiatra, dada la necesidad de monitoreo y ajustes de dosis.
Aunque los antidepresivos son la primera línea de tratamiento, en algunos casos severos se podría requerir una combinación de medicamentos, o incluso el uso de antipsicóticos. Es crucial que este proceso esté siempre bajo supervisión médica, especialmente en niños y adolescentes.
Cabe destacar que no todos los medicamentos están aprobados por organismos reguladores, como la FDA, por lo que es esencial asegurarse de que el tratamiento sea adecuado y seguro para el paciente.
Además, es importante tener en cuenta que estos medicamentos pueden tardar de tres a cuatro semanas en manifestar su efecto completo. Por lo tanto, el seguimiento continuo con un profesional es indispensable para evaluar la eficacia del tratamiento y realizar los ajustes necesarios.
El Trastorno Obsesivo Compulsivo es una afección que suele acompañar a las personas a lo largo de su vida. Aunque no tiene una “cura” en el sentido tradicional médico, esto no significa que los afectados no puedan gestionarlo o incluso superar sus síntomas en gran medida. De hecho, hay pacientes que logran controlar el TOC al punto de sentir que han recuperado plenamente su vida. Sin embargo, es importante estar consciente de que en momentos de alto estrés o angustia, los síntomas pueden resurgir.
El tratamiento adecuado, que incluye terapias basadas en evidencia científica, como la terapia cognitivo-conductual, y medicamentos cuando sean necesarios, puede enseñar al cerebro nuevas formas de procesar y reaccionar ante los pensamientos obsesivos. Esta reeducación del cerebro ayuda a reducir la intensidad y frecuencia de los síntomas.
Por lo tanto, aunque el TOC no tenga una cura per se, es posible aprender a vivir con él y reducir su impacto en la vida cotidiana.
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