Rubén Albornoz
Director Académico
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La Atención Primaria de Salud (APS) en Chile es el primer nivel de contacto para el cuidado integral de la salud de la comunidad. En esta noticia, exploraremos cómo aborda los desafíos de la salud mental junto a Rubén Albornoz, psicólogo y Director Académico de ADIPA.
La salud mental es un pilar fundamental del bienestar general y, en Chile, la Atención Primaria de Salud (APS) juega un rol crucial en su abordaje.
A medida que la preocupación por el bienestar emocional en el país ha crecido, la APS se ha convertido en el primer punto de contacto para muchas comunidades que buscan apoyo. En esta noticia, exploraremos junto con Rubén Albornoz, psicólogo y Director Académico de ADIPA, cómo la APS en Chile maneja los desafíos relacionados con la salud mental, desde la detección temprana hasta la intervención y derivación a servicios especializados.
La Atención Primaria de Salud (APS) es el primer nivel de contacto de los individuos, las familias y la comunidad con el sistema de salud. Este tipo de atención tiene un enfoque integral, abarcando no sólo el tratamiento de enfermedades, sino también la promoción de la salud y la prevención de enfermedades. De esta manera, es fundamental para garantizar el acceso equitativo a la atención sanitaria, mejorar la calidad de los servicios y contribuir al bienestar general de la población.
En Chile, la APS es parte de un sistema de salud mixto que permite a los usuarios elegir entre un seguro público, el Fondo Nacional de Salud (FONASA), o un seguro privado a través de las Instituciones de Salud Previsional (ISAPRE).
Desde la reforma de salud de 2005, la APS en Chile se ha implementado a través del Modelo de Atención Integral de Salud Familiar y Comunitaria (MAIS). Este pone a las personas en el centro de la atención, considerando sus necesidades y expectativas individuales y comunitarias, y fomenta la participación activa de las familias y comunidades en el cuidado de su salud.
El financiamiento de la APS se realiza principalmente a través de un pago per cápita, basado en las características de la población beneficiaria y una canasta de prestaciones definidas en el Plan de Salud Familiar. Este modelo de financiamiento busca asegurar que los recursos se distribuyan equitativamente en función de las necesidades de las personas.
Este modelo, según la ley, posee tres principios ineludibles para su funcionamiento:
Para implementar estos principios, es fundamental que los equipos de APS identifiquen claramente a su población a cargo, es decir, a los beneficiarios inscritos que recibirán la atención. Esto es coherente con el enfoque de financiamiento de la APS, basado en un cálculo per cápita, que busca alcanzar objetivos específicos de salud a través de una oferta de prestaciones previamente definidas.
La salud mental en Chile se ha convertido en un tema de creciente preocupación en los últimos años. Según el estudio “Monitor Global de Salud 2023” de Ipsos, que recoge las percepciones de más de 23 mil personas en 31 países, incluyendo a Chile, la salud mental es considerada el principal desafío de salud por dos de cada tres chilenos, un incremento alarmante desde 2020. Este aumento en la percepción del bienestar emocional como un problema crítico refleja la magnitud del desafío que enfrenta el país en términos de atención y recursos.
“Según el estudio, un 66% de los chilenos cree que la salud mental es el mayor problema de salud que enfrenta el país en la actualidad, superando ampliamente el promedio mundial (44%) y ocupando la segunda posición del listado” — Ipsos, 2023.
En relación con las percepciones sobre el sistema de salud, sólo un 35% de los chilenos calificó como “buena” o “muy buena” la calidad de la atención médica a la que tienen acceso, registrándose también otro tipo de opiniones mayoritariamente negativas:
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De acuerdo con Rubén Albornoz, psicólogo y Director Académico de ADIPA, los mayores desafíos en el abordaje de la salud mental chilena pueden dividirse en dos grandes áreas:
Los datos del informe Ipsos 2023 respaldan la opinión del experto señalando que, en Chile, el principal problema identificado son los largos tiempos de espera para acceder a tratamientos. Este aspecto es mencionado por el 63% de las personas consultadas, un porcentaje significativamente superior al promedio global del 46%.
La APS tiene un rol crucial en la detección temprana y tratamiento de problemas de salud mental. Debido a su proximidad a la comunidad y su enfoque integral, la Atención Primaria de Salud es el primer punto de contacto para muchos pacientes que presentan síntomas de trastornos mentales.
“La APS es un dispositivo ubicado en la comunidad que realiza actividades territoriales enfocadas en la promoción y prevención, como operativos en juntas de vecinos, ferias y colegios”, explicó el psicólogo.
Una de las características más favorables de los lineamientos de APS, de acuerdo con Albornoz, es su enfoque en la continuidad del cuidado y la transversalidad. “Esto significa que activan la red de salud de manera pertinente según cada situación. Por ejemplo, en el ámbito de la salud mental, se realizan derivaciones hacia los COSAM cuando se detecta una situación que requiere la intervención de un equipo especializado en psiquiatría. En cuanto a la transversalidad, su objetivo es facilitar la detección temprana de diversas condiciones de salud a través de la intervención de diferentes profesionales, lo que permite abordar y tratar estas situaciones, o bien implementar acciones preventivas, desde distintas áreas”, concluyó.
La capacitación de los profesionales que trabajan en APS es fundamental para asegurar una atención de calidad en salud mental. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), es esencial fortalecer las competencias de los trabajadores de APS para que puedan:
En la Atención Primaria de Salud, los guías y protocolos juegan un papel crucial para asegurar que el abordaje de la salud mental sea coherente, basado en evidencia y accesible para toda la población. Esto, de la mano con los lineamientos que propone el Plan Nacional de Salud Mental.
El Plan Nacional de Salud Mental de Chile —implementado desde 2017 y con vigencia hasta 2025— establece un modelo de atención basado en la comunidad, que busca la inclusión social de los usuarios y el respeto de sus derechos y los de sus familias. Este programa tiene como objetivo ofrecer una respuesta eficiente y sostenida a las personas que sufren enfermedades mentales. A lo largo de su desarrollo, ha sido actualizado para incluir nuevas líneas programáticas y reforzar la atención en salud mental.
Este programa incluye una amplia oferta programática destinada a diversas poblaciones y necesidades, como el apoyo al desarrollo biopsicosocial de niños y sus familias, programas de intervención para trastornos como la depresión y el trastorno bipolar, y tratamientos integrales para problemas como la violencia intrafamiliar y el consumo de alcohol y drogas. Asimismo, se han implementado programas específicos para poblaciones vulnerables, como personas en situación de calle y mujeres con consumo problemático de sustancias.
El plan establece la integración de las atenciones de salud mental en la Atención Primaria de Salud, bajo el modelo de Atención Integral de Salud Familiar y Comunitaria. Este enfoque asegura que todos los integrantes del equipo de salud incluyan atenciones de salud mental en sus prácticas diarias, garantizando así la continuidad y la integralidad de los cuidados.
En el nivel secundario, la atención especializada se organiza en equipos interdisciplinarios responsables de áreas territoriales específicas, que también tienen funciones de capacitación y asesoría para los dispositivos de APS. En el nivel terciario, se introducen unidades de hospitalización de corta estadía con un modelo de gestión claro para asegurar una atención especializada adecuada en casos de mayor complejidad.
Las guías clínicas y protocolos son herramientas esenciales para estandarizar y mejorar la calidad de la atención en salud mental dentro de la APS. Estas se basan en la evidencia más reciente y proporcionan directrices claras sobre cómo manejar diferentes trastornos mentales.
Para Rubén Albornoz, “las guías clínicas y los protocolos son de gran importancia tanto en la práctica clínica como en la académica. Un ejemplo destacado es la inclusión de estudios en las guías clínicas, que se actualizan con evidencia reciente, permitiendo comprender en profundidad las dimensiones y alcances de los problemas analizados. También, estas herramientas ofrecen comparaciones con otros países y evalúan la efectividad de terapias o tratamientos, recomendando o desaconsejando su uso”.
En cuanto a los protocolos, el experto señaló que “su función es proporcionar una estructura clara y unificada sobre cómo actuar en determinadas situaciones. Un ejemplo de ello es el protocolo GES para la depresión, que detalla los procedimientos a seguir ante las diversas manifestaciones de depresión en personas mayores de 15 años”.
La complejidad y diversidad de los trastornos mentales requieren un enfoque integral y multidisciplinario, en el que los equipos de salud en APS estén capacitados para identificar, intervenir y, cuando sea necesario, derivar a los pacientes a servicios especializados. El manejo efectivo de los trastornos mentales en APS implica no sólo un tratamiento clínico adecuado, sino también el apoyo psicosocial, la educación comunitaria y la promoción de la salud mental.
A continuación, te explicamos cómo actúa este servicio en algunos de los casos más comunes por los que un individuo acude a APS:
El manejo de casos de violencia intrafamiliar y abuso sexual en la APS es complejo y requiere una coordinación efectiva con otras instituciones y servicios especializados, como el centro de la mujer y/o centro del hombre, dependiendo del caso. Simultáneamente, se mantiene un acompañamiento desde APS para abordar las repercusiones afectivas y relacionales que la violencia genera.
En cuanto al abuso sexual, una vez que se revela una situación de este tipo, se activa la red de protección de la víctima y se informa a la persona afectada que la confidencialidad se rompe debido a que se trata de una situación potencialmente constitutiva de delito. A partir de ese momento, y dentro de 48 horas, se realiza la denuncia correspondiente ante la fiscalía y el tribunal de familia.
La ansiedad es uno de los trastornos mentales más comunes atendidos en la APS. En este sentido, la detección temprana y el manejo adecuado de la ansiedad pueden prevenir la progresión a trastornos más graves y mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes.
En APS, se emplean diversas estrategias para el manejo de personas con este diagnóstico, que incluyen atención individual con psicólogo, donde cada profesional orienta la intervención según su especialidad, y la participación en talleres como “Nadie es perfecto,” enfocado en la crianza. Además, se promueve la vinculación con actividades comunales, como talleres impartidos en juntas de vecinos.
La depresión es otro de los trastornos mentales prioritarios en la APS. Su manejo en este nivel, de acuerdo con Albornoz, varía según el tipo y la severidad de la depresión detectada, que puede ser leve, moderada, grave o psicotizada, entre otras.
“El acompañamiento inicial se orienta hacia atenciones individuales con psicólogos, trabajadores sociales y médicos generales. Este equipo tiene la responsabilidad de acompañar y promover una intervención integral, activando la red familiar y territorial”, indicó.
En paralelo, en APS se pone especial énfasis en la continuidad de cuidados, lo que significa que, ante cualquier cambio en el proceso de atención, se evalúan los distintos niveles de atención de la red de salud mental para asegurar un abordaje pertinente, especialmente en casos de depresión suicida o psicótica.
El tratamiento de personas con trastornos de la personalidad en APS se centra en el acompañamiento del motivo de consulta, asignando un equipo multidisciplinario que se organiza según el sector de atención (por ejemplo, sector rojo, en referencia a la distribución demográfica para cubrir la demanda de un territorio específico de la comuna).
Los dispositivos de APS disponen de una canasta de medicamentos fija y limitada, que se entregan tras la evaluación del equipo y la indicación médica pertinente.
En casos de episodios psicóticos, APS no cuenta con antipsicóticos para toda la población, por lo que se prioriza el acompañamiento del equipo, las derivaciones necesarias, la solicitud de atención de urgencias y, cuando es apropiado, la entrega de tratamiento farmacológico para ser adquirido fuera del sistema público.
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. (2023). Programas nacionales de salud mental en Chile. Recuperado de https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=repositorio/10221/35814/1/BCN_programas_nacionales_salud_mental_FINAL.pdf
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El curso en vivo ya se realizó, pero aún puedes inscribirte y ver las sesiones grabadas. Esto no afecta tu calificación y/o certificación. Disponible por pocos días.
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