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Disfunciones Sexuales Femeninas: Estrategias de Abordaje Integral en Psicología

En este artículo revisaremos el abordaje integral de las disfunciones sexuales femeninas, explorando sus criterios diagnósticos, la diferencia entre dificultades y disfunciones, y los enfoques terapéuticos más efectivos para su tratamiento.

Disfunciones Sexuales Femeninas: Estrategias de Abordaje Integral en Psicología

Las disfunciones sexuales femeninas afectan el bienestar emocional, físico y relacional de quienes las experimentan, representando un desafío significativo para los profesionales de la salud mental y la psicología. Comprender su complejidad requiere un enfoque integral que considere no solo los aspectos fisiológicos, sino también los factores cognitivos, emocionales y contextuales.

En este artículo, te ofrecemos una revisión actualizada sobre el diagnóstico y tratamiento de estas disfunciones, desarrollada a partir de los valiosos conocimientos y enfoques de los docentes PhD. Mg. Ps. Rodrigo Jarpa y Mg. Mtr. Vanna Lombardo, quienes imparten el Curso de Abordaje Integral de las Disfunciones Sexuales Femeninas.

¿Qué es una disfunción sexual?

Antes de ahondar en las disfunciones sexuales femeninas, es fundamental comprender el concepto básico de disfunción sexual. A lo largo del estudio de la sexualidad humana, se han propuesto diversas clasificaciones que, con el tiempo, han intentado superar las limitaciones de los modelos anteriores. La mayoría se ha centrado en criterios fisiológicos, dejando de lado factores cognitivos, afectivos, relacionales y contextuales. Entre los sistemas más utilizados se encuentran el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) y la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10).

Ahora bien, dejando a un lado las limitaciones de su conceptualización, las disfunciones sexuales se refieren a alteraciones en el ciclo de la respuesta sexual o a trastornos relacionados con el dolor. Para su diagnóstico, es fundamental la presencia de malestar personal significativo y dificultades interpersonales derivadas de dicha alteración.

Tipos de disfunciones sexuales

Según el DSM-5, entre las principales disfunciones se encuentran:

  • Eyaculación retardada
  • Trastorno eréctil
  • Trastorno orgásmico femenino
  • Trastorno del interés/excitación sexual femenino
  • Trastorno de dolor genito-pélvico/penetración
  • Trastorno de deseo sexual hipoactivo en el varón
  • Eyaculación prematura o precoz
  • Disfunción sexual inducida por sustancias o medicamentos

Dificultades y disfunciones sexuales femeninas

Al abordar la problemática sexual femenina, es fundamental comprender que no todas las experiencias de malestar sexual tienen la misma naturaleza ni origen. Es por ello que diferenciar entre dificultades y disfunciones sexuales permite entender mejor las características de cada situación y cómo afectan la respuesta sexual femenina. Aunque ambos términos suelen utilizarse de manera indistinta, hacen referencia a fenómenos que se distinguen en términos de duración, causas y manifestación.

Por una parte, las dificultades sexuales suelen estar vinculadas a eventos o circunstancias específicas, como el estrés, cambios en la relación de pareja o factores contextuales puntuales. Aunque pueden afectar alguna fase de la respuesta sexual, son generalmente transitorias y no recurrentes. Por otro lado, las disfunciones sexuales trascienden lo circunstancial: se manifiestan de forma continua o recurrente durante al menos seis meses y afectan la mayoría o la totalidad de las experiencias sexuales. Esta persistencia y frecuencia son criterios clave para el diagnóstico según el DSM-5.

En este sentido, distinguir entre una dificultad y una disfunción sexual es fundamental por su impacto en el tratamiento. Las dificultades sexuales, al ser temporales, suelen resolverse con intervenciones breves y oportunas, evitando que evolucionen en disfunciones más arraigadas. Por el contrario, las disfunciones sexuales requieren tratamientos más complejos y especializados, como la terapia sexual, y pueden implicar procesos de recuperación más largos e inciertos. Abordar a tiempo una dificultad sexual no solo mejora la calidad de vida, sino que también previene que el problema se haga crónico, protegiendo el bienestar emocional y las relaciones.

Criterios diagnósticos específicos de disfunciones sexuales femeninas

El diagnóstico de las disfunciones sexuales femeninas, según el DSM-5, se basa en criterios que identifican alteraciones persistentes en las fases de la respuesta sexual. A continuación, se describen los principales trastornos sexuales femeninos y sus criterios de detección.

Trastorno de la excitación o del interés sexual en la mujer.

Se diagnostica cuando la mujer experimenta, en casi todas o todas las ocasiones de actividad sexual, uno o más de los siguientes síntomas:

  • Interés ausente o reducido en la actividad sexual.
  • Fantasías o pensamientos sexuales/eróticos ausentes o reducidos.
  • Inicio reducido o ausente de la actividad sexual, con falta de receptividad ante los intentos de la pareja por iniciarla.
  • Excitación o placer sexual ausente o reducido durante la actividad sexual.
  • Falta de respuesta a estímulos sexuales internos o externos (como estímulos verbales, escritos o visuales).
  • Sensaciones genitales o no genitales ausentes o reducidas durante la actividad sexual en pareja. Estos síntomas pueden presentarse en contextos específicos (disfunción situacional) o en todos los contextos (disfunción generalizada).

Trastorno orgásmico femenino

Se manifiesta a través de dificultades marcadas en la fase orgásmica de la respuesta sexual, tales como:

  • Retraso, infrecuencia o ausencia de orgasmo en la mayoría de las experiencias sexuales.
  • Reducción significativa en la intensidad de las sensaciones orgásmicas.

Trastorno de dolor genito-pélvico o durante la penetración

Se caracteriza por la presencia de dolor o malestar persistente durante la actividad sexual, que puede presentarse de una o más de las siguientes formas:

  • Dificultades persistentes o recurrentes en la penetración vaginal durante las relaciones sexuales.
  • Dolor vulvovaginal o pélvico intenso durante la penetración o los intentos de penetración.
  • Ansiedad significativa ante la posibilidad de experimentar dolor antes, durante o después de la penetración vaginal.
  • Tensión o contracción involuntaria de los músculos del suelo pélvico durante los intentos de penetración.

Enfoques terapéuticos para el tratamiento de disfunciones sexuales femeninas

El tratamiento de las disfunciones sexuales se enfoca en la promoción, prevención, tratamiento y rehabilitación sexual, con el objetivo de recuperar o mejorar el bienestar sexual y general de la persona, así como de sus vínculos socioafectivos. La terapia sexual busca restablecer la funcionalidad de las fases afectadas de la respuesta sexual e instaurar nuevos patrones positivos que favorezcan una experiencia satisfactoria y sostenida.

Además de trabajar en la respuesta sexual, la terapia aborda creencias disfuncionales, expectativas irreales y ansiedad de rendimiento. También se enfoca en mejorar la comunicación en pareja, fortalecer la empatía y fomentar la independencia emocional. Dado que las disfunciones sexuales pueden afectar la dinámica relacional, el abordaje puede ser individual o en pareja, incorporando un enfoque sistémico cuando sea necesario para fortalecer tanto la vida sexual como la satisfacción emocional. A continuación, se presentan los enfoques terapéuticos más utilizados para tratar las disfunciones sexuales femeninas:

Terapia Cognitivo-Conductual (TCC)

La terapia cognitivo-conductual es el enfoque más utilizado y validado científicamente en el tratamiento de las disfunciones sexuales femeninas. Se centra en identificar y modificar pensamientos disfuncionales, creencias limitantes y actitudes negativas hacia la sexualidad que interfieren en la respuesta sexual. A través de un proceso colaborativo entre terapeuta y paciente, se trabaja para reemplazar estos patrones con cogniciones más saludables y realistas.

Las intervenciones incluyen tanto modificaciones cognitivas como técnicas conductuales, como la focalización sensorial, la prohibición temporal del coito y el entrenamiento en habilidades sexuales. Estas estrategias ayudan a reducir la ansiedad de rendimiento, mejorar el disfrute sexual y fortalecer la conexión emocional y física con la pareja.

Enfoques de tercera generación

Terapias como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) y la terapia basada en mindfulness complementan la TCC, ayudando a las pacientes a aumentar la conciencia corporal y emocional y a aceptar sus experiencias sexuales sin juicio, reduciendo la evitación de situaciones sexuales por miedo o ansiedad.

Enfoques sexocorporales y terapia integral

Modelos como la terapia Gestalt y la bioenergética se centran en la conexión entre cuerpo y mente, promoviendo la exploración de la sensualidad y la expresión corporal. El enfoque integral o combinado integra intervenciones psicológicas, médicas y físicas (como la kinesiología del suelo pélvico), abordando la disfunción desde una perspectiva biopsicosocial y logrando resultados más rápidos y sostenidos.

Modelo centrado en soluciones

El modelo centrado en soluciones se ha mostrado eficaz en el tratamiento de disfunciones sexuales al enfocar el proceso terapéutico en la construcción de soluciones concretas, en lugar de profundizar en el origen del problema. Este enfoque busca identificar el futuro deseado de la paciente y los pasos necesarios para alcanzarlo, moviendo el foco del problema hacia la solución.

El terapeuta guía a la paciente mediante preguntas como “¿Qué notarías si este problema desapareciera?” o “Supongamos que mañana te sintieras más cómoda sexualmente, ¿qué estarías haciendo diferente?”. Este enfoque se centra en objetivos concretos y observables, como sentirse más cómoda con las caricias, disfrutar de la actividad sexual o retomar la intimidad con la pareja. Al definir objetivos claros, es más fácil evaluar el progreso y mantener la motivación durante el proceso terapéutico.

¿Cómo se tratan las disfunciones sexuales femeninas?

El tratamiento de las disfunciones sexuales femeninas varía según la naturaleza del trastorno, combinando diferentes enfoques y técnicas según las necesidades individuales de cada paciente. A continuación, se describen algunas de las estrategias más efectivas para abordar disfunciones específicas.

Tratamiento del trastorno del interés/excitación sexual femenino

El tratamiento para el trastorno del interés y la excitación sexual se centra en recuperar las fantasías eróticas e incrementar la motivación sexual. Las intervenciones incluyen:

  • Reestructuración de creencias erróneas sobre la sexualidad y la propia eficacia sexual
  • Reducción de la ansiedad anticipatoria mediante técnicas como la focalización sensorial.
  • Entrenamiento en fantasías eróticas y la psicoeducación para corregir la información inadecuada y desmontar expectativas poco realistas.
  • En algunos casos, especialmente cuando hay factores hormonales involucrados (como en la menopausia), se puede considerar la terapia hormonal de reemplazo o el uso de testosterona transdérmica, siempre bajo supervisión médica.

Tratamiento del trastorno orgásmico femenino

El tratamiento del trastorno orgásmico implica la combinación de técnicas cognitivas y conductuales. Entre estas se encuentran:

  • Masturbación guiada y la focalización sensorial: Son herramientas clave para que la paciente explore su cuerpo y descubra qué estímulos le resultan placenteros.
  • Reestructuración cognitiva: ayuda a eliminar creencias limitantes sobre el orgasmo y el rendimiento sexual
  • Reducción de la ansiedad mediante prácticas como el mindfulness o la desensibilización sistemática también es efectiva.
  • En casos de anorgasmia secundaria (cuando el orgasmo estaba presente anteriormente), es importante explorar factores emocionales o relacionales que puedan estar influyendo.

Tratamiento del trastornos por dolor genito-pélvico (dispareunia y vaginismo)

El tratamiento de los trastornos por dolor, como la dispareunia y el vaginismo, requiere un enfoque multidisciplinario que combine intervenciones médicas, kinesiológicas y psicológicas. Desde la psicoterapia, se emplean técnicas como:

  • Desensibilización sistemática y la focalización sensorial, enfocadas en reducir la ansiedad asociada al dolor y mejorar la conciencia corporal.
  • Prohibición temporal de la penetración es fundamental para evitar la exposición al estímulo doloroso y romper el ciclo de dolor, miedo y evitación.
  • Kinesiología del suelo pélvico ayuda a recuperar el tono muscular y eliminar la hipertonicidad que contribuye al dolor (ejercicios de Kegel)
  • En algunos casos, se pueden considerar intervenciones farmacológicas, como la terapia hormonal para mejorar la lubricación vaginal en mujeres postmenopáusicas o el uso de ansiolíticos para manejar la ansiedad severa, siempre bajo estricta supervisión médica.

Pronóstico de las disfunciones sexuales femeninas

El pronóstico de las disfunciones sexuales femeninas varía según la complejidad del trastorno, el tiempo de evolución y la implicación de la paciente y su pareja en el tratamiento. Disfunciones prolongadas o que afectan múltiples fases de la respuesta sexual suelen requerir intervenciones más complejas y extensas. Un vínculo terapéutico sólido y un enfoque flexible y adaptado a cada caso son claves para el éxito.

Estas disfunciones no solo impactan la vida sexual, sino también el bienestar emocional y las relaciones. Con 5 de cada 10 mujeres afectadas en algún momento de su vida, es fundamental avanzar en protocolos clínicos y modelos de intervención efectivos. Abordar estas problemáticas no solo mejora la salud sexual, sino que también protege derechos fundamentales vinculados al placer y la satisfacción personal.

Referencias

Jarpa, R., & Lombardo, V. (s.f.). Abordaje integral de las disfunciones sexuales femeninas [Curso en línea]. ADIPA. https://adipa.cl/cursos/abordaje-integral-de-las-disfunciones-sexuales-femeninas/

Kingsberg, S. A., & Woodard, T. (2015). Disfunción sexual femenina. Obstet Gynecol, 125, 477-486. https://journals.lww.com/greenjournal/Documents/Feb2015_Translation_Kingsberg.pdf

Lewis, R. W., Fugl-Meyer, K. S., Corona, G., Hayes, R. D., Laumann, E. O., Moreira Jr, E. D., … & Segraves, T. (2010). Definitions/epidemiology/risk factors for sexual dysfunction. The Journal of Sexual Medicine, 7(4_Part_2), 1598-1607. https://academic.oup.com/jsm/article-abstract/7/4_part_2/1598/6848854

McCabe, M. P., Sharlip, I. D., Atalla, E., Balon, R., Fisher, A. D., Laumann, E., … & Segraves, R. T. (2016). Definitions of sexual dysfunctions in women and men: A consensus statement from the Fourth International Consultation on Sexual Medicine 2015. The Journal of Sexual Medicine, 13(2), 135-143. https://academic.oup.com/jsm/article-abstract/13/2/135/6940209

Montejo, A. (2002). Frecuencia de los problemas sexuales provocados por psicofármacos: antidepresivos, antipsicóticos, benzodiazepinas y eutimizantes. Impacto clínico y propuestas de actuación. Actas Esp. De Psiquiatr, 1, 54-65.

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