¿Qué son los sesgos cognitivos?
Los sesgos cognitivos son desviaciones sistemáticas en el procesamiento de la información que alteran la percepción, el juicio y la toma de decisiones. Actúan como filtros mentales que simplifican la interpretación del entorno, permitiendo respuestas rápidas ante estímulos complejos, aunque muchas veces a costa de la precisión.
Estas distorsiones no son “errores” aleatorios, sino formas estructuradas de interpretar la realidad, influenciadas por la biografía emocional, los esquemas cognitivos y los patrones de aprendizaje previos.
Desde una perspectiva psicológica, los sesgos no son fallas del sistema cognitivo, sino mecanismos adaptativos que operan de forma automática e inconsciente. Cumplen una función evolutiva al reducir la carga cognitiva y aumentar la eficiencia en contextos de incertidumbre.
¿Cómo se forman los sesgos cognitivos?
La formación de sesgos cognitivos responde a múltiples factores: limitaciones atencionales, necesidades emocionales, y experiencias interpersonales significativas. Biológicamente, el cerebro prioriza la eficiencia por sobre la exactitud, lo que favorece el uso de heurísticos mentales que, si bien permiten decisiones rápidas, tienden a generar distorsiones cognitivas.
Además, los vínculos tempranos y las experiencias afectivas moldean esquemas representacionales que guían la interpretación de situaciones futuras. Por ejemplo, si una persona ha vivido relaciones donde predominó la crítica, es probable que desarrolle un sesgo interpretativo que le lleve a anticipar rechazo, incluso en contextos neutros.
Estos sesgos, una vez establecidos, se refuerzan con el tiempo a través de mecanismos como la atención selectiva, la memoria sesgada y la interpretación autorreferencial, consolidando patrones estables pero potencialmente disfuncionales.
¿Cuál es el sesgo más común?
El sesgo de confirmación es considerado uno de los más prevalentes. Se caracteriza por la tendencia a favorecer información que coincide con creencias previas, mientras se descarta o minimiza la información que las contradice.
Este sesgo afecta la objetividad al analizar evidencia, perpetúa estereotipos, dificulta el aprendizaje de nuevas perspectivas y puede reforzar esquemas cognitivos disfuncionales, especialmente en contextos clínicos.
Ejemplos de sesgos cognitivos
Los sesgos cognitivos son variados y se manifiestan en diferentes dimensiones de la experiencia humana:
- Sesgo de confirmación: Búsqueda y preferencia por información que reafirma creencias existentes.
- Sesgo retrospectivo: Percepción de los eventos pasados como más previsibles de lo que realmente fueron.
- Sesgo de atribución o correspondencia: Tendencia a explicar la conducta ajena por rasgos personales, ignorando factores contextuales.
- Sesgo de autoservicio: Atribución de éxitos a causas internas y fracasos a causas externas.
- Sesgo de falso consenso: Suposición de que los propios valores o comportamientos son compartidos por la mayoría.
- Sesgo de memoria: Distorsión en la evocación de recuerdos, influida por el estado emocional actual o la narrativa personal.
- Sesgo de anclaje: Influencia desproporcionada del primer dato recibido en la evaluación posterior.
- Sesgo de disponibilidad: Evaluación basada en ejemplos fácilmente recordables, más que en datos estadísticos reales.
Fuentes
ADIPA. ¿Qué son los sesgos cognitivos y cuál es su importancia? https://adipa.cl/noticias/que-son-los-sesgos-cognitivos-y-cual-es-su-importancia/
Concha, D., Bilbao, M., Cuadra, I. G., Rovira, D. P., & Rodríguez, A. F. (2012). Sesgos cognitivos y su relación con el bienestar subjetivo. Salud & Sociedad: Latin American Journal on Health & Social Psycology, 3(2), 115-129.
