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Curar desde lo positivo

En esta edición de columnas de opinión en Adipa, el docente y profesional PhD. Ps. Nicolás Lorenzini continúa explorando la psicología basada en evidencia. No obstante, en esta oportunidad se enfoca principalmente en las Fortalezas y Valores del Carácter (CSV).

A partir de esa perspectiva, si se logran identificar estas cualidades en las personas se podría promover el crecimiento, resiliencia y satisfacción, y con ello, mejorar la intervención clínica que se realiza por parte de profesionales de la salud mental.

 

Curar desde lo positivo

A fines de los 90s, el entonces presidente de la APA, Martin E. Seligman (el mismo de la indefensión aprendida) junto a otros colegas sistematizan lo que hoy conocemos como la psicología positiva, un enfoque científico para estudiar el florecimiento y el bienestar humano. En mi opinión, es una teoría muy útil de tener en cuenta en el trabajo clínico, sin importar la orientación del terapeuta o la queja del paciente. La operacionalización más útil de la psicología positiva es “Las Fortalezas y Valores del Carácter” (CSV, por sus siglas en ingles).

Esta operacionalización se centra en identificar los puntos fuertes y los valores únicos de una persona, y en aprovecharlos para promover el crecimiento, la resiliencia y la satisfacción general en la vida. La psicología positiva hace hincapié en la importancia de aprovechar las fortalezas, en lugar de abordar únicamente los déficits o los aspectos negativos de la vida. Al utilizar las CSV en las intervenciones de psicología (entre ellas, psicología clínica) las personas pueden comprender y apreciar mejor sus cualidades positivas y desarrollar estrategias para aprovecharlas a fin de promover el bienestar y alcanzar sus objetivos.

Fortalezas y Valores del Carácter

Como psicólogos clínicos, nuestro principal objetivo es ayudar a las personas a mejorar su bienestar mental y emocional. Para hacerlo con eficacia, es esencial que comprendamos y utilicemos el concepto de Fortalezas y Valores del Carácter en nuestra práctica.

Esta herramienta se basa en la premisa de que cada individuo posee características únicas y valiosas que pueden aprovecharse para superar los retos y mejorar la satisfacción general en la vida. En mi forma de verlo, incluso considerando mi formación psicoanalítica (basada en el déficit, en la falla), hay que mirar las CSV como el contrario del DSM o el CIE, pero nos sirve igual para tratar psicopatología, si bien son solo una adición a enfoques clínicos más completos, y al menos en mi práctica, no reemplaza ninguna de las herramientas que ya utilizo. Ya que en este blog estoy intentando compartir con mis colegas algunas formas de aprovechar la evidencia científica en la práctica clínica, este es uno de los elementos con suficiente evidencia como para merecer nuestra atención.

Beneficios de las CSV

Las CSV han ido ganando atención en el campo de la psicología durante la últimas dos décadas, y numerosos estudios han demostrado su eficacia a la hora de promover resultados positivos en entornos clínicos. En un estudio seminal del 2005, los investigadores descubrieron que los pacientes que recibieron intervenciones basadas en las CSV experimentaron un mayor aumento del bienestar y una disminución de los síntomas de depresión en comparación con los que no recibieron estas intervenciones (Seligman et al.,2005).

Otro estudio del 2010 descubrió que los individuos que se centraban en las fortalezas de su carácter eran más propensos a experimentar emociones positivas y una mayor satisfacción vital (Niemiec et al., 2010).

Uno de los principales beneficios de la utilización de las CSV en la práctica clínica es que nos permite crear planes de tratamiento a medida que se alinean con las fortalezas y los valores de un individuo. Al identificar las características únicas de un individuo, podemos diseñar intervenciones que tengan más probabilidades de ser eficaces y atractivas. Esto, a su vez, puede aumentar la motivación de la persona para seguir el tratamiento y mejorar su bienestar. Es una larga lista de atributos positivos, que el clínico puede observar o incluso medir, pues ya existe al menos un cuestionario validado al castellano el 2014 (El Cuestionario VIA de Fortalezas Personales), y se compone de atributos y valores agrupados en 6 diferentes tipos: Sabiduría y conocimiento, valentía, humanidad, justicia, templanza y trascendencia.

Por ejemplo, supongamos que estamos trabajando con un paciente que sufre depresión. Utilizando las CSV, podríamos identificar que uno de los valores fundamentales del paciente es la creatividad y que posee una gran capacidad de expresión artística. Podríamos entonces diseñar una intervención que implique participar en una actividad creativa como dibujar, pintar o escribir, como forma de promover emociones positivas y aumentar los sentimientos de autoestima. Al alinear la intervención con los valores y puntos fuertes del paciente, aumentamos la probabilidad de que se sienta motivado para participaren la actividad y experimente resultados positivos.

Además de fomentar el compromiso y la motivación, la utilización de las CSV también puede ayudar a las personas a desarrollar su resiliencia y a hacer frente a la adversidad. Al centrarse en sus puntos fuertes y valores, las personas están mejor preparadas para afrontar retos y contratiempos. Por ejemplo, si una persona valora la gratitud y posee un punto fuerte en inteligencia social, es más probable que busque el apoyo de los demás y exprese su gratitud por las relaciones positivas de su vida cuando se enfrente a una situación difícil.

Retos de las CSV

Uno de los retos de utilizar las CSV en la práctica clínica es que requiere un cambio en nuestro enfoque tradicional sobre la patología y los déficits.

Históricamente, la psicología clínica se ha ocupado principalmente de identificar y tratar los trastornos y déficits de salud mental. Aunque este enfoque ha sido eficaz en muchos casos, también puede perpetuar una imagen negativa de sí mismo y limitar la capacidad de una persona para ver sus puntos fuertes y su potencial de crecimiento, además de exponer a los pacientes al (auto)estigma. Al centrarnos en los puntos fuertes y los valores del carácter de una persona, podemos crear una narrativa más positiva y empoderadora que promueva el crecimiento y la resiliencia.

Además, otro reto de la utilización de las CSV es que nos obliga a realizar una evaluación continua, como lo he sugerido en columnas anteriores. A diferencia de los enfoques tradicionales que se centran en un único diagnóstico o plan de tratamiento, las CSV implican un proceso continuo de identificación y desarrollo de las características únicas de un individuo. Esto requiere que seamos abiertos y flexibles en nuestro enfoque y que estemos dispuestos a adaptar nuestras intervenciones a medida que aprendemos más sobre los puntos fuertes y los valores de la persona.

¡Lee la columna anterior!

La crisis de replicación

Si deseas leer más artículos del autor, PhD. Ps. Nicolás Lorenzini, te invitamos a revisar su última columna de opinión publicada en Adipa.

Haz clic aquí para leer

Las CSV son una herramienta valiosa para que los psicólogos clínicos las utilicen en su práctica. Mediante la identificación de las fortalezas y valores únicos de un individuo, podemos crear mejores planes de tratamiento y aumentar la motivación. Como psicólogos clínicos, es esencial que sigamos explorando y utilizando enfoques innovadores como las CSV para promover resultados positivos y ayudar a nuestros pacientes a llevar una vida plena. Al adoptar un enfoque basado en las fortalezas, podemos ayudar a nuestros pacientes a verse a sí mismos desde una perspectiva más positiva y promover el crecimiento y el bienestar.

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