La manía se caracteriza por un estado de ánimo persistentemente elevado, expansivo o irritable, que debe durar al menos una semana. Este cuadro va acompañado de un aumento en la energía o la actividad orientada a objetivos, y debe incluir al menos tres síntomas adicionales (cuatro si el estado de ánimo es solo irritable).
Entre los síntomas más característicos de un episodio maníaco, según el DSM-5, están:
- Autoestima inflada o megalomanía: El paciente se siente exageradamente poderoso o importante, lo que puede llegar a convertirse en delirios de grandeza.
- Disminución de la necesidad de sueño: Puede dormir menos de lo habitual, a veces tan solo unas pocas horas, sin sentir cansancio.
- Mayor locuacidad: Habla más de lo habitual o se siente impulsado a seguir hablando, lo que puede incluir cambios rápidos de tema sin coherencia clara.
- Fuga de ideas o pensamientos acelerados: El paciente percibe una aceleración en sus pensamientos, que pueden ser difíciles de controlar o expresar de manera coherente.
- Distractibilidad: Se distrae con facilidad ante estímulos externos irrelevantes.
- Aumento de la actividad dirigida a objetivos o agitación psicomotriz: Muestra un incremento evidente en actividades orientadas a metas, como trabajo, proyectos creativos o ejercicio físico. También puede haber agitación constante.
- Participación excesiva en actividades de alto riesgo: Esto incluye acciones imprudentes, como compras compulsivas, inversiones financieras sin sentido, apuestas peligrosas o comportamiento sexual promiscuo, sin preocupación por las posibles consecuencias graves.
Manifestaciones clínicas adicionales
Durante un episodio maníaco, los pacientes tienden a participar en actividades placenteras sin tener en cuenta los riesgos, lo que puede llevar a consecuencias irreparables como pérdidas económicas o problemas legales. A menudo presentan un comportamiento impulsivo y no son capaces de cumplir con sus responsabilidades laborales, educativas o familiares debido a la gravedad de los síntomas. Además, estos pacientes suelen vestirse de manera extravagante y adoptar un tono autoritario en sus interacciones, acompañados de verborrea imparable. También son comunes las asociaciones de ideas basadas en el sonido, es decir, las palabras desencadenan pensamientos sin conexión lógica.
El estado mental acelerado de estos pacientes provoca una conducta que puede resultar impertinente o peligrosa. Se producen conflictos interpersonales que hacen que el paciente se sienta injustamente maltratado o perseguido, lo que puede llevar a episodios de peligro tanto para sí mismo como para los demás.
Psicosis maníaca
La psicosis maníaca es una forma extrema de la manía, en la cual los síntomas psicóticos son difíciles de distinguir de trastornos como la esquizofrenia. Los pacientes pueden experimentar delirios megalómanos (por ejemplo, creerse figuras como Jesús) o persecutorios (como pensar que están siendo vigilados por el FBI), acompañados de alucinaciones.
Su actividad aumenta de forma drástica con episodios de gritos, insultos o cantos. Este cuadro va acompañado de una labilidad emocional significativa, en la que predomina la irritabilidad, y puede progresar hacia una pérdida total del pensamiento coherente, manifestándose como manía delirante.
