La meditación es una práctica de contemplación o reflexión profunda y prolongada que tiene como objetivo alcanzar una atención concentrada o un estado de conciencia alterado. Esto permite obtener una visión más profunda de uno mismo y del mundo.
También, la meditación es vista como un medio de descondicionamiento, lo que explica por qué en culturas orientales se le conoce como un camino hacia la liberación o iluminación. Desde una perspectiva cognitivo-conductual, se considera que la meditación permite al individuo observar su propio aparato cognoscitivo, lo que sólo es accesible al meditador durante la meditación.
Efectos psicológicos de la meditación
La meditación puede ser útil para tratar una amplia variedad de trastornos físicos, emocionales y psicológicos. Algunos de los efectos clínicos y usos terapéuticos mencionados incluyen:
- Reducción de la ansiedad y el estrés, siendo tan efectiva como la relajación y otras técnicas cognitivo-conductuales.
- Reducción de pensamientos negativos y control del enojo.
- Desarrollo de valores positivos y autoestima.
- Tratamiento del insomnio.
- Manejo de la depresión.
- Control del uso de drogas, incluyendo alcohol y tabaco.
- Mejora en la adaptación al trabajo y reducción de la fatiga, facilitando una mejor adaptación al entorno laboral.
- Reducción del dolor crónico, a través de la respiración meditativa.
- Alivio de la migraña.
- Mejora de la memoria y la capacidad de absorber información.
- Prevención de enfermedades como la hipertensión arterial, y el endurecimiento de arterias, así como también para prevenir recaídas en el tratamiento del alcoholismo, tabaquismo y otras adicciones.
- Para los terapeutas, reduce el desgaste profesional y mejora la calidad de vida, lo que beneficia la atención a los pacientes.
Efectos psicofisiológicos de la meditación
Se ha reportado consistentemente cambios psicofisiológicos como resultado de la meditación, que incorporan los siguientes:
- Reducción de la activación psicofisiológica general: Disminuye la hipertensión arterial, la tensión muscular y la frecuencia respiratoria, ayudando a equilibrar el sistema nervioso.
- Alteraciones en los ritmos cerebrales: Incrementa la sincronización de la actividad cerebral en forma de ritmos alpha y theta durante los estados meditativos.
- Disminución del metabolismo basal: Lo que sugiere un control potencial sobre los niveles de azúcar en la sangre.
- Respuesta de relajación: Incluye la reducción en el consumo de oxígeno, la disminución de la frecuencia cardíaca y respiratoria, una presión sanguínea más baja y la reducción de los niveles de ácido láctico.
- Reducción de la reactividad al estrés: Los meditadores muestran una menor reacción ante el estrés y una recuperación más rápida en comparación con los grupos de control.
- Mejora en la salud general: Se ha asociado con la reducción de la presión sanguínea, niveles de colesterol y la disminución de hormonas de estrés, lo que contribuye a un mejor estado de salud general.
Meditación y mindfulness
La meditación se asocia comúnmente con la atención plena o mindfulness, un estado de conciencia enfocado y no reactivo en el momento presente. Esta práctica se define como la conciencia intencionada y sin prejuicios de la experiencia actual. Al igual que la meditación, requiere centrar la atención en uno mismo y en las experiencias del presente, lo que implica observar los pensamientos, emociones, sensaciones corporales y el entorno circundante, sin caer en el juicio o la reactividad.
Actualmente, existen varios enfoques basados en mindfulness que los clínicos pueden integrar en sus prácticas terapéuticas:
- Reducción del Estrés Basada en la Atención Plena (MBSR): Desarrollada por Jon Kabat-Zinn, la MBSR combina la meditación de atención plena, la conciencia corporal y prácticas de yoga. Se ha utilizado ampliamente para reducir el estrés, controlar el dolor crónico y mejorar el bienestar general.
- Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT): La ACT integra la atención plena con la aceptación y la acción basada en valores. Se centra en ayudar a los individuos a desarrollar flexibilidad psicológica y a comprometerse con acciones alineadas con sus valores.
- Terapia Dialéctica Conductual (DBT): Combina elementos de mindfulness, aceptación y terapia conductual. Es particularmente eficaz en el tratamiento del Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) grave y otras afecciones que implican desregulación emocional severa.