La dislexia es un trastorno del aprendizaje de base neurológica que se manifiesta como dificultades graves para leer, deletrear y escribir palabras. Esta se puede manifestar de diversas formas, y su gravedad puede variar de una persona a otra.
Algunos ejemplos de dislexia más comunes son: La dificultad con la conciencia fonémica (la capacidad de reconocer y manipular sonidos individuales en las palabras), la descodificación (la capacidad de pronunciar palabras), la fluidez (la capacidad de leer con velocidad y precisión), la comprensión (la capacidad de entender lo que se lee) y la ortografía.
Esta condición puede afectar a personas de todas las edades, razas y orígenes. Aunque no existe cura para la dislexia, hay intervenciones y adaptaciones eficaces que pueden ayudar a las personas con dislexia a tener éxito académico y en la vida. Algunas intervenciones habituales son la enseñanza especializada de la lectura, la tecnología de apoyo y adaptaciones como la ampliación del tiempo de los exámenes o el uso de audiolibros.
A menudo la dislexia, es asociada erróneamente con dificultades en matemáticas, pero esta dificultad específica se llama ‘discalculia’ o ‘dislexia numérica’ que se refiere a una dificultad para entender los números y los conceptos matemáticos, así como para realizar cálculos mentales. La dislexia numérica afecta a la comprensión de los números y los conceptos matemáticos, como reconocer números, asociar palabras con símbolos, las habilidades básicas para contar, realizar cálculos mentales y recordar datos matemáticos.
Es importante comprender que la dislexia es una diferencia de aprendizaje real y válida, y hay que apoyar y animar a las personas disléxicas para que desarrollen todo su potencial.
