La estereotipia se refiere a la manifestación de comportamientos o movimientos repetitivos, fijos y aparentemente sin propósito. En el DSM-5, se le describe como una característica diagnóstica en varios trastornos, incluyendo el Trastorno del Espectro Autista (TEA), el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) y la esquizofrenia.
Tipos de estereotipias
Existen dos tipos de estereotipias de acuerdo con el tipo de movimiento: las rítmicas y las no rítmicas.
Estereotipias rítmicas
Incluyen movimientos repetitivos que siguen un patrón rítmico, como el balanceo del cuerpo o la cabeza.
Estas se categorizan en función del contexto en el que predominan y del grupo poblacional al que están asociadas. A continuación, te presentamos los dos tipos:
- Parasómnicas: Predominan en niños neurotípicos.
- Durante el día: Predominan en niños autistas o con discapacidad intelectual.
Estereotipias no rítmicas
Movimientos que no siguen un patrón rítmico y que incluyen las estereotipias paroxísticas, caracterizadas por movimientos complejos, bruscos y espasmódicos.
Podemos considerar movimientos no rítmicos:
- Giros o inclinaciones de la cabeza.
- Manipular o golpear un objeto específico de manera compulsiva, como golpear una mesa o tocar un juguete.
- Realizar movimientos repetitivos de frotar o rascar una parte del cuerpo, como los brazos o las piernas.
- Levantar y bajar los pies de manera irregular, como moverlos de un lado a otro o golpear el suelo sin un ritmo definido.
Trastorno de Movimientos Estereotipados
Es un trastorno caracterizado por conductas repetitivas, no funcionales y a menudo autolesivas, como golpearse la cabeza, morderse o golpearse partes del cuerpo, balancearse o agitar las manos. Puede estar asociado con un trastorno del desarrollo intelectual y puede surgir a cualquier edad, aunque normalmente su aparición comienza en la primera infancia.
El Trastorno de Movimientos Estereotipados se diferencia de otros trastornos caracterizados por movimientos repetitivos o persistentes —como los trastornos de tics, la tricotilomanía y el trastorno obsesivo-compulsivo— por la presencia de movimientos estereotipados que pueden manifestarse sin autolesión en el contexto de un trastorno del desarrollo neurológico, como el Trastorno del Espectro Autista. También se distingue por movimientos involuntarios que pueden ser consecuencia de los efectos de un medicamento u otra sustancia —como en la discinesia tardía— o de una afección médica subyacente, como la enfermedad de Huntington.
