El autismo, también conocido como Trastorno del Espectro Autista (TEA), abarca una amplia gama de condiciones caracterizadas por diversos grados de dificultad en las interacciones sociales, la comunicación —tanto verbal como no verbal—, y la presencia de comportamientos repetitivos.
Aunque no se ha identificado una causa específica y definitiva para el autismo, existen evidencias que sugieren la influencia de factores genéticos y ambientales en su desarrollo. Además, es crucial reconocer que las habilidades y necesidades de las personas con autismo pueden variar considerablemente y cambiar a lo largo del tiempo.
Según el DSM-5, el autismo se define por la presencia persistente de dificultades en las siguientes áreas:
- Problemas para comunicarse y relacionarse con los demás.
- Intereses restringidos y comportamientos repetitivos.
- Los síntomas suelen aparecer en las primeras etapas del desarrollo.
- Los síntomas provocan un deterioro clínicamente significativo en aspectos sociales, laborales u otras áreas clave para el funcionamiento diario.
Dentro de la comunidad autista, las personas en el espectro pueden ser muy diversas entre sí, ya que difieren en aspectos como el nivel de lenguaje, el nivel cognitivo y el grado de apoyo que requieren. En cuanto a esto último, el DSM-5 clasifica el TEA en tres niveles de apoyo:
- Nivel 1: Requiere apoyo.
- Nivel 2: Requiere apoyo notable.
- Nivel 3: Requiere apoyo muy notable.
Procesamiento sensorial en el autismo
Las personas dentro del espectro autista pueden experimentar una reactividad aumentada o disminuida a los estímulos sensoriales. Esto significa que procesan los estímulos de manera diferente, lo que conduce a respuestas variadas.
El procesamiento de la información sensorial abarca los cinco sentidos tradicionales —vista, olfato, oído, gusto y tacto— así como el sentido vestibular —equilibrio—, entre otros.
A continuación, se definen los conceptos de hipersensibilidad e hiposensibilidad:
- Hipersensibilidad: Se refiere a una reacción intensa a los estímulos, que puede llegar a causar dolor o incomodidad. En casos de sobreestimulación, es común que la persona trate de evitar o alejarse de la situación que lo provoca.
- Hiposensibilidad: A diferencia de la hipersensibilidad, este término describe una disminución en la percepción de ciertos estímulos o sentidos. Por ejemplo, las personas autistas con hiposensibilidad podrían tener dificultades para reconocer el dolor.
Las personas autistas pueden ser especialmente sensibles a ciertos estímulos específicos y únicos, sin embargo, no todos presentan las mismas reacciones. Es fundamental que, si se detectan este tipo de alteraciones, se lleve a cabo un seguimiento adecuado como parte de un tratamiento integral.
