Características principales de la ALNS según el DSM-5
- Métodos comunes de autolesión: Incluyen cortarse o apuñalar la piel con objetos punzantes (cuchillos, navajas o agujas), o quemarse la piel (frecuentemente con cigarrillos). Estas autolesiones a menudo se concentran en áreas ocultas pero accesibles como los antebrazos o los muslos.
- Frecuencia: Los individuos suelen realizar múltiples lesiones en una sola sesión y el comportamiento tiende a repetirse, lo que provoca patrones de cicatrización notables.
- Edad de inicio y prevalencia: La ALNS suele comenzar en la adolescencia temprana. Los estudios indican que las tasas de prevalencia son similares entre hombres y mujeres, y es común en poblaciones delictivas, predominantemente masculinas. Aunque la frecuencia puede disminuir en la adultez, la evolución del trastorno es incierta.
- Motivaciones: Pueden incluir la reducción de tensiones o emociones negativas, resolución de dificultades interpersonales, autocastigo por fallos percibidos o como una forma de pedir ayuda. Algunos pacientes pueden ver este comportamiento como positivo y no buscar tratamiento.
- Riesgo asociado: Aunque los actos en sí no sean letales, el riesgo a largo plazo de intentos de suicidio aumenta significativamente.
- Comorbilidades: La ALNS frecuentemente se asocia con trastornos psiquiátricos como el trastorno límite de la personalidad, trastornos alimentarios, abuso de sustancias y el autismo.
Evaluación y diagnóstico
El diagnóstico de ALNS requiere excluir comportamientos suicidas y evaluar detalladamente el tipo, frecuencia y función de las autolesiones, así como los trastornos psiquiátricos coexistentes.
La estimación del riesgo de suicidio y la disposición del paciente para participar en el tratamiento son esenciales para un plan terapéutico adecuado.
Tratamiento
No existen medicamentos aprobados específicamente para tratar la ALNS, aunque algunos pacientes han mostrado mejoría con naltrexona y antipsicóticos de segunda generación.
Las principales intervenciones terapéuticas son las psicoterapias, como la terapia cognitivo-conductual y la terapia dialéctica conductual. Estas ayudan a los pacientes a modificar sus patrones de pensamiento y comportamiento destructivo, ofreciendo alternativas más saludables frente al estrés y las emociones negativas.
