Es una realidad que Chile está envejeciendo y en ese contexto surgen nuevas vulnerabilidades que se deben abordar, ya que, con el paso de los años, aparecen enfermedades, trastornos y/o patologías que afectan a la calidad de vida en la vejez.
El envejecimiento de la población responde a un fenómeno global, el proceso ha adquirido mayor velocidad de acuerdo a factores asociados al desarrollo. En el caso de Chile, según cifras del último Censo (2017) se reveló que el número de sujetos de 60 años y más, alcanzó los 2 millones 800 mil de personas, representando un 16,2% de la población total.
En relación con los datos recolectados por el Instituto Nacional de Estadísticas, la organización estableció que para 2035, se producirá un importante aumento de este grupo etario, que se compondrá de 3.993.821 adultos, los que equivaldrán al 18,9% del total de habitantes.
Todo lo anterior, hace que Chile se convierta en el segundo país con la mayor expectativa de vida en Sudamérica, con 79 años.
Neuropsicología
Desde esta disciplina, que combina la neurología y la psicología, afín de estudiar los efectos de una lesión o funcionamiento anormal del sistema nervioso central sobre los procesos cognitivos, psicológicos y emocionales de las personas, se han trabajado diversas herramientas para diagnosticar.
Los instrumentos de screening, surgieron como una alternativa para distinguir a personas que probablemente cumplen con criterios de patologías neurodegenerativas y diferenciarlas de quienes no presentan alteraciones.
Para conversar sobre este tema, nos contactamos con María de Los Ángeles Sáez, doctora en Psicología de la Universidad de Chile y docente de ADIPA.
La especialista explicó que los test de screening están diseñados, “para poder hacer una evaluación o exploración neuropsicológica inicial, lo cual permite establecer si hay algún dominio cognitivo funcionado mal o para notar disminución en el desempeño de las personas en relación a su edad”.
Respecto a este tipo de evaluaciones en el contexto chileno, María de los Ángeles Sáez indicó que durante mucho tiempo una de las pruebas más utilizadas en nuestro país fue Mini-Mental State Examination (MMSE) de Folstein, enfocada en evaluar seis procesos cognitivos: orientación temporal, orientación espacial, memoria de fijación, memoria de evocación, atención, cálculo y lenguaje.
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Hoy en día, hay diferentes modelos de herramientas de screening, las cuales intentan abordar diversas áreas. Por ejemplo, la especialista señaló que, “el MMSE no considera funciones ejecutivas, por lo que en la actualidad hay pruebas que hacen un rastreo por distintos dominios, como el MoCA–test”.
Según palabras de la docente, los instrumentos de screening no son una evaluación neuropsicológica completa, pero si “son una buena aproximación para conocer el estado cognitivo general de los pacientes”.
A modo de ejemplo, estos instrumentos permiten establecer déficits o dificultades en la memoria de carácter patológicos, o bien, reconocer episodios focalizados que no corresponden a una enfermedad.
Por ende, es imperante que psicólogos como otros profesionales de la salud tengan conocimientos sobre este tipo de herramientas. Para Sáez, lo anterior radica en “la necesidad de prevenir enfermedades y tratar a quienes padecen algún tipo de patología para que puedan recibir la atención necesaria”.
Asimismo agregó, “es importante ser conscientes de las decisiones que un especialista puede tomar a raíz del manejo de herramientas de screening neuropsicológico, las cuales van desde la derivación a otros profesionales o las posibilidades de intervención”.
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