Mg. Ps. Luisa Tesch
Máster en Ciencias en Políticas Sociales y...
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Muchos migrantes experimentan una mezcla de emociones al dejar su tierra natal: tristeza, nostalgia, ansiedad e incluso esperanza. En el marco del Día Internacional de los Migrantes, queremos detenernos a reflexionar sobre los desafíos emocionales que acompañan este complejo proceso.
En el marco del Día Internacional de los Migrantes, es crucial reflexionar sobre los desafíos emocionales que enfrentan quienes dejan atrás su hogar en busca de nuevas oportunidades. La migración, un fenómeno cada vez más presente en nuestra sociedad, implica no solo el traslado físico de un lugar a otro, sino también un profundo proceso de adaptación emocional, cultural y social.
En esta ocasión, conversamos con Luisa Tesch, psicóloga y voluntaria en el Servicio Evangélico para Migrantes durante los años 2015 – 2018, donde trabajó ofreciendo atención psicológica, apoyo jurídico y clases de idiomas a comunidades migrantes.
Actualmente, Luisa vive en Países Bajos, donde también, ha experimentado la migración desde una perspectiva personal. “Para mí, la migración es algo muy personal, ya que mi familia tiene una historia migratoria. Mi padre es alemán, mi madre es chilena, pero también con raíces en otros países. Crecí con un pie dentro y fuera de Chile, por lo que la migración ha sido siempre parte de mi identidad más allá de lo laboral o académico”, nos comparte.
Las emociones que experimentan las personas al migrar son diversas y están profundamente influenciadas por las circunstancias de su partida. “Creo que la experiencia emocional varía mucho dependiendo de si la decisión de migrar es voluntaria o si la persona se ve obligada a huir por situaciones adversas. Esto marca profundamente el proceso”, explica Luisa.
Entre las emociones más comunes se encuentran la tristeza y la nostalgia, vinculadas al país de origen, las costumbres, la familia y las redes de apoyo que se dejan atrás. “También aparece la culpa, sobre todo en quienes migran en busca de mejores oportunidades, ya que muchas veces dejan atrás a familias que permanecen enfrentando las mismas circunstancias de las que uno escapó”, añade.
Además, la ansiedad es frecuente debido a la incertidumbre que caracteriza el proceso migratorio. “Nunca se sabe con certeza cómo va a terminar este camino, y se enfrentan muchas adversidades. Esto se asocia con una sensación de pérdida múltiple: dejamos atrás familia, amigos, una cultura conocida, un idioma familiar e incluso aspectos físicos como el clima”, comenta.
Otro fenómeno relevante es la idealización del país de origen, que puede intensificar el dolor cuando las experiencias en el nuevo lugar son adversas. “A menudo, estas emociones se reactivan en eventos específicos, como llamadas familiares, fechas importantes, el nacimiento de un bebé o la boda de un amigo. En esos momentos, la nostalgia, la tristeza y la culpa resurgen, acompañadas de la incertidumbre de no saber cuándo volveremos a reunirnos con los nuestros”, concluye.
El duelo migratorio se diferencia de los procesos de duelo convencionales en varios aspectos fundamentales, según lo señala Valentín González Calvo en su artículo El duelo migratorio . Este estudio, ampliamente citado en el campo de la psicología y la intervención social con migrantes, ha proporcionado un marco conceptual valioso para comprender las particularidades de esta experiencia.
González-Calvo explica que el duelo migratorio es distinto al duelo por una pérdida irreversible, como la muerte de un ser querido, en tres aspectos clave:
“No pierdes solamente a una persona o un idioma, sino que pierdes muchas cosas”, afirma Luisa.
El duelo migratorio, debido a su naturaleza continua y recurrente, “puede generar estados de estrés prolongados que impactan significativamente tanto en la salud mental como en el bienestar físico de las personas”, explica.
El estrés crónico que acompaña al duelo migratorio puede manifestarse en diversas formas, como ansiedad, tristeza persistente y una sensación de ambivalencia emocional. Estos sentimientos, cuando se prolongan en el tiempo, no solo afectan la estabilidad emocional, sino que también pueden provocar un desgaste psicológico profundo.
Además, este proceso constante de adaptación y transformación puede generar una desconexión con la identidad propia. En palabras de la profesional: “Se siente una sensación de ambivalencia y, claro, de desconocerse un poco a sí mismo en este proceso de adaptación continua”.
Las redes de apoyo comunitario juegan un papel fundamental en el bienestar emocional de los migrantes, especialmente cuando se trata de encontrar un sentido de pertenencia en un lugar nuevo. “Creo que las amistades que uno va haciendo en el país de acogida terminan siendo como una nueva familia. Son fundamentales, no solo porque te ofrecen un respaldo emocional, sino porque actúan como un factor protector, en términos psicosociales. Ayudan a mitigar los riesgos que puede traer consigo la migración, como la soledad o la sensación de estar aislado”, señala Luisa.
En su experiencia, las redes de apoyo han sido un pilar esencial. “Las amistades que he hecho en Holanda han sido un factor protector increíble. Me han ayudado a sentirme más anclada en el país, a estar más asentada y protegida. La falta de redes, en cambio, lleva a muchas personas a enfrentar una mayor soledad, nostalgia e incluso aislamiento, lo que hace que la experiencia migratoria sea más difícil de sobrellevar”, afirma.
Finalmente, Luisa resalta que la búsqueda de redes de apoyo se facilita en ciudades cosmopolitas, como la suya, donde hay una mayor diversidad de migrantes. “Vivo en una ciudad que es muy internacional, lo que hace que sea más fácil encontrar personas que estén en la misma situación. Por supuesto, como todo, tiene sus pros y contras, pero para nosotros ha sido vital contar con esas redes de apoyo”, concluye.
Para superar o trabajar el desafío migratorio, hay varias herramientas psicológicas claves que pueden ser de gran ayuda.
“Como te mencioné anteriormente, las redes de apoyo son fundamentales. Hablo desde mi experiencia personal, y para mí ha sido crucial crear vínculos con amigos que han terminado siendo mi familia. Participar en grupos o asociaciones también ha sido un punto de apoyo muy importante, como por ejemplo en mi caso, participar en una iglesia. Es un espacio común donde puedes unirte a otros, compartir experiencias y generar lazos profundos”, explica Luisa.
Según su perspectiva, encontrar algo que te conecte con otras personas en tu nuevo entorno es esencial. “Eso puede ser un deporte, un hobby, la música o cualquier actividad que te permita establecer relaciones y sentirte parte de algo. Es una herramienta psicológica clave porque te ayuda a romper la barrera del aislamiento y a crear nuevas conexiones”, comenta.
Otra herramienta importante es la aceptación de las emociones complejas que surgen durante el proceso migratorio. “Es esencial reconocer que el duelo por dejar atrás tu país, tu familia y tu cultura es real y que las emociones no siempre son fáciles de identificar. Hay que ser paciente con uno mismo, tenerse gracia y aceptar que navegar por este proceso lleva tiempo”, afirma.
La resiliencia también juega un papel central. “La migración te pone frente a muchos obstáculos, nuevos desafíos y puertas cerradas. Por eso, desarrollar habilidades de resiliencia es crucial para afrontar las adversidades y seguir adelante. Este proceso te obliga a adaptarte, a encontrar formas de superar los problemas y a mantener la fortaleza emocional”, señala.
Para concluir, Luisa menciona que el proceso migratorio implica una integración continua de lo nuevo sin perder lo propio. Aceptar que la identidad se convierte en una mezcla entre la cultura de origen y la nueva, sin llegar a ser completamente de un lugar u otro, esto es esencial para lograr un equilibrio emocional. “Reconocer las experiencias y valores de ambas culturas, mientras se busca un propósito personal y profesional en el nuevo contexto, contribuye a una adaptación más saludable y enriquecedora a lo largo del proceso migratorio”.
González Calvo, V. (2005). El duelo migratorio. Universidad Pablo de Olavide.
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